El cáncer de mama es una de las patologías mas frecuentes en la mujer, su diagnóstico supone un importante impacto emocional tanto para la mujer como para sus familiares. Este tipo de cáncer suscita respuestas psicológicas normalmente relacionadas con los aspectos más íntimos de la sexualidad, la maternidad o la imagen corporal. Estas reacciones pueden afectar de forma importante a la identidad femenina.
A estas preocupaciones se le unen otras comunes a otros tipos de cáncer, como es el temor ante las consecuencias de la enfermedad, así como la incertidumbre por los tratamientos y efectos de los mismos. El diagnóstico del cáncer exige adaptarse a una nueva situación caracterizada por un importante impacto emocional. En estos momentos pueden aparecer emociones como el miedo, la ansiedad, la tristeza o la irritabilidad.
Los principales problemas a los que se ven enfrentadas las mujeres que cursan un cáncer de mama tienen relación con la sensación de pérdida real o potencial que experimentan. Preguntas como:
- ¿voy a morir?
- ¿voy a perder o voy a conservar mi mama?
- ¿voy a seguir siendo sexualmente atractiva?
- ¿va ser mi familia capaz de soportar esta situación?
- ¿me va a apoyar mi pareja durante este proceso de enfermedad?
- ¿cuáles van a ser las secuelas que los tratamientos médicos van a producir en mi cuerpo?
- ¿y en mi estado de ánimo?
- ¿qué repercusión económica va a tener para mi familia?
- ¿me están diciendo la verdad o me están ocultando algo?
Hacen que se pongan en marcha estrategias de afrontamiento que quizás sean nuevas para la persona afectada. Estas estrategias pueden entrenarse con ayuda profesional, haciendo más adaptativas las respuestas y así movilizar los recursos más útiles en este momento.
El miedo a una recaída es una preocupación constante con la que hay que vivir. El llamado Síndrome de Damocles, te lleva a pensar que vuelves a estar enfermo cada vez que notas el más mínimo síntoma. Si tenemos en cuenta que esta enfermedad puede ser bastante traumática, y que la probabilidad de recidiva o de un nuevo tumor siempre existe, esta preocupación puede llegar a ser patológica si interfiere en el normal funcionamiento de la vida.