Desde los 16 años, nunca he llevado faldas cortas o shorts en verano, por mi complejo de piernas. Ése ha sido mi burka durante mucho tiempo, pero ¿me lo he puesto yo o me lo ha puesto la sociedad, su educación patriarcal, incluyendo los mensajes inconscientes y a modo de protección, de mi madre y de mi padre? Con todo mi respeto por las mujeres que voluntariamente usan burka, quiero usar este nombre que define y nos hace imaginar a todas muy bien lo que supone llevar uno.
Soy una persona deportista y competitiva por naturaleza, desde pequeña he practicado patinaje artístico, taekwondo de competición, hípica y natación, también he hecho danza clásica, contemporánea, jazz y me he profesionalizado en danza urbana, de la que imparto clases.
Me gusta comer sano, equilibrado y soy amante del vino. Pero a pesar de todo, como mujer, tengo curvas, unas piernas gruesas y con celulitis cenital. Me explico: en la sombra no se ve mi celulitis, sale con la luz del sol o con las luces que están en posición cenital. En pleno verano, en la playa, cuando el sol esta en posición cenital, en un teatro con las luces del techo blancas o amarillas, en algunos probadores, ahí se ve al máximo y solo puedo fijarme en ellas. Durante mucho tiempo me han aparecido mensajes negativos sobre mí misma, que en vez de mirarlos y transformarlos, los he obviado y lo que he hecho para dejar de verla, ha sido pasar calor en verano vistiendo de largo.
El feminismo me hace bien por muchas cosas. Cada mensaje negativo que aparece dentro de mi cabeza, lo escucho, lo respeto y le contesto con cariño. Estoy aprendiendo a quererme con el mismo cariño con el que quiero y miro a las demás mujeres. Soy una persona que por naturaleza veo lo bello de cada persona en la primera impresión, pero conmigo misma ha sido lo último que he aprendido a ver.
Recibimos constantemente mensajes, que provienen de todas partes, de cómo se supone que tiene que ser un cuerpo perfecto, desde el punto de vista masculino, claro. La gran mayoría de mujeres tenemos celulitis y no pasa nada, somos bellas igualmente, somos perfectas igualmente, somos de revista igualmente. Queda mucho por hacer, pero si leyendo esto te sientes en algún punto identificada, empieza a tratarte tal y como tratarías a tu mejor amiga y desde ahí empieza el cambio.
Lo que nos han contado no es lo que debemos contarnos. Vivimos por un tiempo relativamente corto y tenemos sólo nuestro cuerpo para vivirlo, así que amémoslo y cuidémoselo para vivir el máximo de tiempo posible.
Es más importante aprender a escuchar a nuestro cuerpo, que identificarnos con los mensajes que nos da nuestra mente, pues al fin y al cabo, muchos de ellos nos los han impuesto.
Y te das cuenta, cuando conectas con tu amor propio, que casi como por arte de magia, el burka desaparece.
Eres bellísima! Por dentro y por Fuera