Hace algunos años, cuando preparaba mi oposición y empecé a ahondar en la motivación como herramienta de productividad laboral y personal, me encontré con la famosa pirámide de Maslow (psicólogo americano de 1908).
“Las necesidades básicas estaban más que cubiertas en las soledades desarrolladas”
Su teoría gira en torno a las necesidades humanas y como satisfacerlas. En aquel momento y hasta hace unos días, la mayoría de la sociedad se centraba en los últimos tramos: el reconocimiento y la autorrealización.
Ahora, cuando los programas de TV con más audiencia son los realities o los del corazón. Cuando los Instagramers (que los son por la gracia de Dios) son los referentes de los jóvenes y no tan jóvenes. Cuando los best sellers son los libros de autoayuda…
“Cuando la soledad se trata de mitigar en las redes”
Ahora, en pleno 2020, ironía del destino, se ha dado la vuelta a la jerarquía de las necesidades situándonos en las más básicas: las fisiológicas y las de seguridad.
¡Habíamos olvidado lo vulnerables que somos! Ahora nos preocupa vivir. Qué gran cura de humildad para la humanidad. Un momento histórico para pensar hacia dónde vamos.