Ahora mismo estoy sentada en el sofá, con una taza de café, en la casa que me aposté hace unos 7 meses y que de momento no he perdido. Desde aquí aviso que como gane la apuesta, yo también me gano una casa… eso ya no sé si es magia, suerte o cómo llamarlo…
En realidad, la magia y la suerte la tenemos todos los días, por tantas y tantas pequeñas cosas, que nos parecen insignificantes y no nos paramos a apreciarlas, pero son el motor para vivir el día a día y por ello son muy importantes.
Desde levantarnos de la cama y que nuestro corazón siga latiendo y nuestro cuerpo respondiendo con sus funciones básicas, hasta las emociones, gratas o no, pues no es trascendental cada acontecimiento que nos sucede, sino su significado. Esto para mí, también es magia.
Verla y agradecerla cada día es parte de cómo decidimos vivir esta maravillosa aventura de vida, pues es decisión de cada uno la manera en que formamos parte de nuestra propia pelicula, en la cual sólo nosotros somos el protagonista.
La mía este año está siendo intensa, estamos en septiembre y parece que recapitulas un poco. No ha acabado el año, pero ha empezado un nuevo curso escolar y aparentemente es momento para evaluar la peli de este año.
Antes de plantearme el que viene, simplemente quiero compartir algo más a parte de que la magia sucede, si crees en ella. Pues las cosas también pasan si tú quieres que pasen, pero tienes que confiar.
Este año estoy haciendo un curso de coaching, para ser coach, aunque yo me lo propuse como auto-coaching. Es un coaching transpersonal, así como dice mi profe: “aquí vamos con la broca gorda y hasta el fondo del corazón”, y es cierto, quitar la mente de en medio cuesta, pero, cuando lo haces, ves la magia y vives de otra manera, y de esto doy fe. Trabajito lleva un rato, dolores de corazón unos cuantos, pero cuando has llegado al fondo, te encuentras a ti… y eso te cambia la vida, solo confía.
Entre módulo y módulo de este curso han surgido muchas cosas, entre ellas una sesión con una compañera italiana que aquel momento hacía de mi coach, con la que surgió éste dialogo:
- Mi coach: ¿Qué te gustaría hacer?
- Elena: Un vestido de gitana
- Mi coach: ¿Y cuánto escuchas a tu corazón?
Y ahí me resulto difícil responder, finalmente le contesté entre lágrimas: “Nada”.
He de reconocer que esta respuesta se me clavó y me dolía, pues pensé: “No me escucho de verdad”. Y es cierto que he dedicado y dedico mucho tiempo a trabajar mis emociones y a ser honesta conmigo, no engañándome con lo que siento o lo que quiero sentir. Ya que no es lo que quiero, es lo que siento.
Es cierto que para este tipo de cosas bloqueas rápido con la mente, algo dentro de ti dice: “un vestido de gitana… me encantaría”. Y aparece tu mente y contesta: “dónde vas loca”. Este dialogo interno lo tenemos todos, y no sé cuantos miles o millones de éstos tenemos al día. Pero aquella respuesta, como os decía, se me clavó en el corazón:
“no me hago caso, no soy fiel a mí misma…”
Así que me di un tiempo, asimilé la sesión, y a las 5 semanas estaba viendo dónde podría encontrar una escuela que me ayudara con los pasos que hay que dar para hacer este tipo de vestido.
Fue así como comenzó este reto, porque os aseguro que lo es. Sobre todo, si el tiempo es escaso, pues implica invertir muchas horas. Pero os tengo que decir, que el vestido está hecho y el mes de agosto lo estrené en la feria de Málaga.
Aunque lo más importante de todo esto no es el vestido, lo más importante es que TE ESCUCHES, pero de verdad, sin tapujos, sin cabeza, sólo con corazón.
Si escuchas honestamente qué es lo que quieres, LO CONSIGUES. También doy fe, pero es importante escucharte y después ser fiel a esa emoción del corazón. La felicidad es doble, porque no es artificial o generada por la mente. Es una felicidad auténtica, es del corazón.
En otra ocasión os contaré cómo ha sido todo este proceso del vestido, ha sido divertido, aunque un poco odisea… es importante por que no tenía ni idea de cómo se confecciona uno de estos, las expertas están en Andalucía y yo soy riojana… ¡¡¡olé!!!!
Y lo espectacular que salen las cosas cuando las hacemos desde el corazón: tu vestido es la prueba. 😊