Día 56. Realmente da igual los días que llevemos, son muchos. Últimamente, más que en lo que está pasando, pienso en lo que pasará. Quizá influida por lo que leo en Internet, ya sean noticias o artículos de otro tipo. Son momentos de cambio. Como cuando ves una película sobre una catástrofe natural o una guerra y en final el protagonista se abre paso en un nuevo mundo, desconocido. No tengo muy claro todavía si todo este que estamos viviendo nos ayudará a ser mejores, a querer buscar una vida y un mundo mejor, o si simplemente serán un parón para volver a lo mismo.
“Pienso mucho en lo que quizá mi hija no vaya a poder vivir”
Pero precisamente por todo lo que estoy leyendo, pienso mucho en lo que quizá mi hija no vaya a poder vivir. Me preocupa que no pueda disfrutar de las reuniones con los amigos, del contacto directo con la familia, de pasear tranquilamente sin el miedo de tocar cualquier cosa, de correr con libertad. De las ferias, los conciertos, el bullir de la gente en las grandes celebraciones. De tener que salir con mascarilla y con guantes. De vivir obsesionada con lavarse las manos cada vez que vuelva de la calle o peor aún, por no poder lavártelas estando fuera de casa. De no poder disfrutar de la brisa del mar en la cara. De las tardes en el parque con sus amigos o jugando en la casa de alguno de ellos. De acostumbrarse a las mamparas en los sitios, incluso quien sabe si en el colegio o en los bares. De no poder darle un beso de buenos días o de despedida a su señorita del colegio. De no poder viajar y conocer cosas con la libertad que teníamos hasta ahora. De no reconocer a las personas con la que te cruzas por calle o de tener que hablar con la que sí conoces desde dos metros de distancia. De las colas en el supermercado, en cualquier tienda. De tener que limpiar con agua y lejía todo lo que viene de fuera.
“De que todas esas cosas, que son nuevas, se conviertan en su normalidad”
Es una época difícil, para todos, para cada uno de una manera diferente. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Pero también es verdad que tengo la sensación de que todo se está empezando a deshumanizar un poco, y me produce una sensación entre mezcla de miedo y pena.