Su gran vínculo con el océano la llevó a convertirse en científica marina, Gádor Muntaner, se considera una enamorada del planeta Tierra y su naturaleza, en especial, del mar y todo su ecosistema. Ha colaborado en diversos proyectos de conservación marina, concretamente, en la protección de especies de tiburones. Su lucha se enfoca en salvar el planeta de las malas gestiones de una sociedad que prioriza el sistema económico a una sostenibilidad, sin tener en cuenta que no habrá un planeta de repuesto.
BikiniBurka: ¿Cómo te definirías?
Gádor Muntaner: Como una soñadora enamorada de la vida, de la naturaleza y sobretodo del océano. Me gusta sentirme parte de un Todo con el planeta, y lucho porque el ritmo frenético de la sociedad no me haga perder nunca la conexión con la naturaleza.
BikiniBurka: ¿Cuáles son las preguntas que más te hacen en las entrevistas?
Gádor Muntaner: “¿Cómo he llegado a dedicarme a lo que me apasiona (los tiburones y el mar)?” o “¿Cómo es para una mujer trabajar en un sector comúnmente asociado a hombres?”.
BikiniBurka: ¿Cuál es tu mayor pasión?
Gádor Muntaner: El mar, vivo por y para él. Siento un vínculo con el océano muy estrecho y difícil de explicar con palabras.
BikiniBurka: ¿Cuál es tu talento?
Gádor Muntaner: El humor, ¡lo llevo siempre puesto, haga lo que haga!
BikiniBurka: Favoritos: un libro, una película y un país.
Gádor Muntaner: El libro sería “El monje que vendió su Ferrari”, película “La Belle Verte (El Planeta Libre)” y como país México.
BikiniBurka: ¿Hacia qué tienes sensibilidad?
Gádor Muntaner: Hacia todos los animales, incluido el ser humano (a veces)…
BikiniBurka: ¿Con qué proyectos colaboras y cuál es tu aportación?
Gádor Muntaner: Con todos los que intentan mejorar el mundo. En el ámbito profesional, estoy metida en proyectos de conservación marina y, concretamente, de tiburones, usando la investigación científica como herramienta para la protección de especies de tiburones y de áreas marinas de importancia. En lo personal, colaboro también con todas las iniciativas sostenibles que pretenden reducir el uso de plásticos, utilizar materiales y procesos de fabricación respetuosos con el medio ambiente, etc.
BikiniBurka: ¿Una mujer referente en tu vida?
Gádor Muntaner: Mi madre.
BikiniBurka: ¿Una mujer referente de la historia?
Gádor Muntaner: Marie Curie.
BikiniBurka: ¿Una mujer referente en el presente?
Gádor Muntaner: Silvia Earle.
BikiniBurka: ¿Un personaje femenino que destacarías?
Gádor Muntaner: Me gusta Moana, porque muestra un nuevo estilo de “princesa”; una líder y aventurera, que nada tiene que ver con las clásica mujer delicada cuya historia gira entorno a encontrar a un “príncipe azul”.
BikiniBurka: ¿Alguna mujer que te guste en el panorama político?
Gádor Muntaner: Por ejemplo, Wangari Maathai, activista política y ecologista keniana y la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz. También Vandana Shiva (ecofeminista india). Sin duda hay muchas más mujeres admirables en muchos aspectos, pero en el mundo de la política me cuesta un poquito más empatizar, porque no es lo suficientemente transparente para mí.
BikiniBurka: Si fueras presidenta del Gobierno, ¿qué medidas tomarías?
Gádor Muntaner: Es una pregunta muy complicada, porque puede parecer fácil de pensar, pero luego a ver qué haríamos estando ahí, ¡con tantísimas responsabilidades!. Dicho esto, considero muy urgente un cambio en el modelo energético y de consumo, hacia la sostenibilidad. Estamos tan ocupados en los problemas de la sociedad y la economía, que se nos olvida que no tenemos planeta de repuesto, y que el día que éste diga basta, ya no habrá ni sociedad, ni dinero, ni la vida como la conocemos.
BikiniBurka: ¿Qué es para ti el feminismo?
Gádor Muntaner: La lucha por la igualdad, que no debería de estar ni cuestionada.
BikiniBurka: ¿Cuáles son los mayores desafíos del feminismo?
Gádor Muntaner: Por un lado, las pequeñas desigualdades que hemos normalizado por no parecer tan urgentes de solucionar, pero que siguen haciéndonos vivir en el desequilibrio. Y por otro lado, aunque parezca irónico, el peligro de cruzarse al otro lado de la línea, o dicho de otro modo, confundir el feminismo y llevarlo a un extremo que acabe generando una desigualdad en el sentido opuesto.