¿Podemos hablar de violencia machista entre mujeres? Es decir, ¿tiene sentido tratar de agresora machista a quien es víctima del machismo social?
Personalmente y en mi entorno he hablado a veces de machismo dentro de las relaciones lésbicas, pero desconocía la posición oficial/general respecto al maltrato entre mujeres e incluso cómo llamarlo correctamente.
Después de investigar, puedo decir sin mucho temor a equivocarme, que se suele hablar de machismo en parejas de mujeres cuando se asumen modelos de relación machistas, pero que la violencia que se da en este ámbito se conoce como Violencia Intragénero, cuyo acrónimo es lógicamente “VI” -y no debe leerse como un número 6 romano ni llevar a buscar bibliografía a pie de página-.
¿Existe una violencia típicamente “femenina”?
Un claro ejemplo de VI machista: el sometimiento ejercido desde la idea del romanticismo tradicional machista, con su mal entendida “protección” y “cuidado” de la otra, que es en realidad control. Si hay violencia machista, ¿por qué no violencia “femenina”? Esta pregunta está fatal planteada, pero la pongo tal cual porque sale con mucha facilidad. Si no te sale a ti, le saldrá a un compañero o compañera cuando se plantee este tema. A mi esa pregunta me lleva a esta otra:¿Existe una violencia típicamente “femenina”?
Reflexiones pitias. El método socrático, según los escritos de Platón sobre los diálogos de Sócrates, era la fórmula de las Pitias o Pitonisas del Oráculo de Delfos para ayudar a Sócrates a alcanzar por sí mismo la verdad mediante la reflexión. Consiste en preguntar y responder sobre detalles hasta evidenciar lo generalizable.
Propongo la fórmula pitia para definir ese interrogatorio interno que tenemos todas, por el que revisamos nuestras creencias para localizar nuestros machismos. Un pequeño homenaje a las mujeres que iluminaron a Sócrates, y un poquito de visibilidad histórica femenina, no nos va a hacer daño.
Aquí van unas cuantas preguntas y reflexiones pitias: Si lo “femenino” es una concepción social en el contexto de la educación machista, ¿es posible localizar una violencia genérica femenina despegada del machismo? ¿No es cierto que la forma en que somos educadas dentro de esta sociedad machista, -la sobreprotección en la infancia y la cosificación a lo largo de nuestra vida entre otros aspectos-, afecta a nuestra personalidad, incluyendo la forma en que agredimos?
¿No es necesaria la deconstrucción del binarismo femenino-masculino primero, para reflexionar sobre una violencia de una femenidad no-machista después? Y puesto que el determinismo biológico carece de pruebas suficientes para su validez científica y es solo otra forma de machismo, ¿no nos llevaría esto entonces al estudio de una violencia individual y no de género -femenino en este caso-?
“La invisibilidad de la Violencia Intragénero: no es un superpoder”
Tengo que decir que ha sido complicado encontrar suficiente información como para iluminar con un poco de dignidad este tema. Pero tiene sentido la dificultad teniendo en cuenta que lo más destacado del debate sobre la VI dentro del feminismo y la comunidad LGTB es su falta de visibilidad:
- La interseccionalidad del feminismo contra toda forma de discriminación, da mucho espacio al colectivo LGTBI y en cualquier caso, el movimiento feminista requiere de una documentación y formación constantes sobre la realidad de la mujer. Sin embargo, quizás por no ser siempre machista, este tipo de violencia carece de suficientes estudios para sacar cifras concluyentes. Los más conocidos proceden de USA y Canadá. Aunque el un número de víctimas sea menor al de la Violencia de Género, porcentualmente se da con mayor frecuencia: entre el 30-60% de las parejas LGTBI sufren o han sufrido VI.
- ¿Cuestión de prioridades? Quizás no sea de extrañar que falte documentación en España sobre la VI teniendo en cuenta lo muchísimo que está costando mantener la atención sobre los feminicidios y las agresiones sexuales. Lo suficiente como para que la Ley ampare de una vez a las víctimas con un poco de decencia, más ahora con el avance de la derecha.
- “Las mujeres también matan” suele ser la reacción machista más común en el diálogo sobre la violencia de género. Por un lado, que las mujeres seamos capaces de ejercer violencia no es un argumento debilitador del feminismo. Las mujeres no somos criaturas celestiales de bondad y belleza; también somos capaces de agredir. Pero por otro lado, no es de ayuda para dar espacio a la VI y cualquier forma de violencia ejercida por la mujer, incluída hacia el hombre, el hecho de que nuestra capacidad agresora se comente como contrapunto comparable a los datos de feminicidios y a la violencia de género, justo en este momento crucial en que parece que por fin empieza a valorarse como se debe.
Sacar la VI del armario
La comunidad LGTBI está legalmente desamparada ante agresiones machistas equivalentes a las reconocidas como de Violencia de Género, pero en la ley queda especificado que esta violencia es ejercida contra la mujer por parte de su pareja masculina, por lo que se suele tratar como violencia doméstica, aplicándose sanciones mucho menos contundentes que las propias de la violencia de género y siendo mucho menor la protección que se ofrece a las víctimas. Espero que este artículo contribuya al conocimiento de esta forma de violencia y ayude a las víctimas, agresores y agresoras a identificarla y gestionarla.
Cómo es la Violencia intragénero (VI)
Volviendo a la violencia intragénero: ¿Cómo se define? ¿En qué consiste? ¿cómo se distingue de otras formas de violencia?
La violencia intragénero es la que se da en parejas cuyos integrantes pertenecen al mismo sexo biológico; puede ser psicológica, física, sexual, económica, etc. y se basa en la desigualdad de poder, es decir, busca la dominación y el control de la pareja. Se ejerce pensando que es por el propio bien de la víctima. Dentro de esta violencia, como en otras, se suele considerar maltrato a la agresión psicológica y/o física continuada en el tiempo para dominar y controlar a la pareja.
La pareja maltratada suele excusar a la maltratadora de todas sus agresiones y actos de control, y sigue a su lado a veces sintiéndose incluso culpable y responsable del maltrato. No hay que confundirlo con peleas violentas sino con una situación de sometimiento a lo largo de la relación. Puntualmente la mujer maltratada puede reaccionar con violencia y agredir, pero debe entenderse como acto defensivo o puntual. Su ciclo de violencia es el clásico de 3 fases:
1) Acumulación de tensión.
2) Explosión violenta.
3) Luna de miel” o fase de arrepentimiento y reconciliación.
“El VI es similar a la violencia de género”
Hasta aquí, por su motivación controladora, sus formas de expresión y sus fases, la VI es similar a la violencia de género. La principal diferencia entre ambas es que el control sobre la víctima no se basa en la creencia de superioridad del hombre sobre la mujer (violencia de género). Pero esta definición debería ser revisable:
Desde la comunidad LGTBI e incluso desde las instituciones se considera necesario revisar la ley sobre violencia de género para que no dependa de que se trate de un hombre y una mujer, sino de los comportamientos machistas de pareja manifestados. En muchas localidades se han tratado casos de Violencia Intragénero como violencia de género, pero esto depende del funcionario que tramite la denuncia y su nivel de homofobia: como no hay una legalidad clara que ampare, todo depende de la solidaridad de las instituciones, y esto claramente no es suficiente.
¿Cómo reconocer cuándo la Violencia Intragénero es machista como la Violencia de Género? Algunos de los más claros indicadores de machismo en la Violencia Intragénero son la lesbofobia y el ideal tradicional machista de romanticismo y control:
- La lesbofobia: tanto social como interiorizada, que lleva a la reproducción de los roles tradicionales familiares basados en modelos jerárquicos de poder.
- El ideal de amor romántico: la monogamia y fidelidad entendidos a un nivel de demonización de la atracción sentida hacia terceros; la disolución del individuo para formar otro ser dual que es ese monstruo de dos cabezas en que nos podemos convertir cuando tenemos pareja; la idea de posesión de la pareja -muy apoyada en la neurolingüística: tener a X, tener pareja, mi novia, mi mujer-, y los celos como demostración de “amor”, normalizan la violencia psicológica o física al sentir la amenaza del individualismo entendido como abandono.
VI: específica y distinta a la violencia de género
Tiene ciertas formas de agresión concretas y otras especificidades:
- Outing: es frecuente el uso del chantaje sobre hacer públicos aspectos de la sexualidad de la pareja maltratada contra su voluntad.
- Aislamiento homofóbico: uso de la manipulación para convencer a la pareja de un aislamiento basado en que la homofobia de su entorno, creando dependencia emocional.
- Otra característica que lo diferencia es la homofobia a la que se enfrenta la pareja maltratada si denuncia. El que se trate con mayor o menor atención depende del funcionario que te toque, debido al vacío legal que todavía existe.
Si dudas sobre la posibilidad de estar en una relación de maltrato o una persona cercana la está sufriendo con una compañera del mismo género, te animo a contactar con la asociación LGTBI más cercana para informarte y pedir ayuda. La Comunidad de Madrid ofrece un listado de las diferentes entidades donde solicitar información o ayuda: http://www.comunidad.madrid/servicios/asuntos-sociales/entidades-organizaciones-lgtbi