Admiro a mis padres. No lo digo nunca, quizás porque en cada familia se impone una forma de relacionarse en el que el cariño se demuestra de formas muy distintas. En la mía no se verbaliza muy a menudo, somos así.
“Nos crecemos ante los problemas, una vez que nos levantamos ya no hay quién nos pare”
Mi madre es la persona más cariñosa y positiva que conozco, sobre todo porque se crece ante los problemas. Aún en los peores momentos que como madre pueda haber vivido, siempre ha intentado relativizar la situación poniéndole una sonrisa, contando mil cosas para distraernos, no dramatizando nunca, jamás, pase lo que pase. Ella, que siempre tiene disponible un beso o un abrazo. Sobre todo en el hecho de aceptar que nos pasan tanto cosas buenas como malas, sacando siempre un lado positivo, soy muy parecida a ella. Nos crecemos ante los problemas, una vez que nos levantamos ya no hay quién nos pare.
Mi padre, quizás debido a su timidez, tiene una forma diferente de demostrar su cariño pero todos sabemos que está ahí. Me parezco a mi padre por su carácter, a los dos nos gusta el silencio y no nos gusta mucho hablar. Nosotros necesitamos momentos de introspección para poder descansar, para relajarnos, más que el resto de la gente, es verdad. Pero está es nuestra forma de construir un mundo mejor, estando con nosotros mismos, midiendo las palabras y no desgastando el lenguaje si no es necesario.
“Les quiero por ser como son y aunque no se lo diga normalmente me siento muy afortunada por tenerlos”
No tengo palabras para agradecer todo lo bueno que me han dado, son las personas más respetuosas que conozco. Han sabido aceptar que sus hijas han crecido y nos han dado nuestra independencia y nuestra libertad, estando siempre disponibles para ayudar. Espero poder interpretar mi papel de madre tan bien como ellos.