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Amor de usar y tirar

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Vivimos en la época del “todo vale”. El amor ha pasado a ser tabú y el sexo ha dejado de serlo. Nos hemos visto, me gusta, pero si no me escribe él, no pienso hacerlo yo, y los dos pensaron lo mismo, FIN.

A qué te suena esa frase, seguro que alguna amiga o tú misma la has pronunciado este mes. ¿Quién no ha creído alguna vez en las películas? Desde pequeñas hemos visto tantas veces el “Diario de Noah”, “Dirty dancing”, “Pretty woman”, interiormente hemos deseado una historia así, pero ya no somos princesas, frágiles, sumisas, dependientes. Pues bien amigas, yo empecé creyendo en las películas de amor puro, luego me pasé las comedias románticas, seguidas del drama y por último me he quedado con la ciencia ficción.

Si eres de mi generación 80’s o 90’s s, puede que te sientas en estos temas “amorosos” como la típica aguja del pajar. Cuantas veces en los últimos años he sentido vacío ante el todos con todos de estos tiempos modernos que se burlan de lo tierno y se distancian de lo verdadero. Relaciones de hoy en día con distancia emocional, sin vínculos afectivos, desnudando el cuerpo y cubriendo el alma.

“¿En que momento se ha vuelto más intimo quedar para charlar con alguien y tomar algo, que quedar con alguien y acostarse?”

También puede ser culpa de que no tenemos paciencia, de que queremos todo y lo queremos ya, cuando las mejores cosas de la vida llevan su tiempo y se construyen. Pero lo de que lo queremos todo rápido también es aplicable a muchos de los aspectos de la vida.

Vivimos en la cultura del envase que no aprecia el contenido. Expuestos en el gran escaparate, no importa si eres inteligente porque lo que importa es que seas popular y si estás buenísimo ya tienes el pack completo.

Últimamente estoy divisando un narcisismo exacerbado y en gran parte es por las redes sociales, cuerpos perfectos, rostros de muñeca y todo gracias a los maravillosos filtros, qué pena que no te los puedas llevar a la vida real, allí tienes que ser tu misma, y eso no todo el mundo es capaz de hacerlo.

¡Buscamos un ideal del amor de alta exigencia, pero joder! Es que no merecemos menos.

No paramos de ver y leer sobre el tú y luego tú, ¿entonces donde queda un nosotros? Si todos pensamos así jamás podremos formar un equipo, el tú y yo.

¿Por qué la mayoría no se tiran hasta el fondo con una persona que vale la pena? Pues porque idealizamos que habrá otra mejor, que con otra conectaré mejor, porque hay muchos peces en el mar y tengo que probarlos a todos. La mayoría salen rana entonces es ahí cuando nos damos cuenta la de gente que valía la pena y hemos dejado por el camino. Siempre que alguien del pasado que me deja ir, regresa y me lo dice, mi cabeza no puede evitar cantar esa canción de la gran Rocío Jurado: “Ahora es tarde Señora”.

¡Ay, amigas que complicado nos lo han puesto todo en este tema! Antes de conocerte te venden la moto sin que tu quieras comprar nada, y cuando te conocen y ven que eres real de carne y hueso, es como si se pinchara el globo que inflaron a pleno pulmón y desaparecen, porque… No puedo darte lo que demandas, no eres tú soy yo. ¡Pues claro que eres tú! Yo solo estaba aquí viendo cómo te inflabas y desinflabas. Y no contestes, porque entonces sale en escena el famoso agobio y ya eres una intensa. Intensa sí, a mucha honra, prefiero ser intensa y real a un cuentacuentos de pacotilla. 

¿Es el amor moderno consumir y desechar? La mitad de las relaciones por no decir más, comienzan en línea, el avance de la tecnología ha interferido en muchos ámbitos y el amor no se quedó atrás. No seamos solo consumidores de cuerpos que luego nos suena eso de penetración rápida y orgasmo fingido.

“La conclusión, queremos cosas reales, a su tiempo, auténticas, y mutuas, porque de lo mutuo nadie se aburre”

¿Qué el amor existe? Por supuesto. Que la ilusión no nos la quita nada ni nadie, que en cada relación o experiencia maduramos y crecemos, que ya sabemos lo que queremos. El que se enamora no pierde, el que siente gana. 

Que yo no quiero que me bajes la luna, que yo lo que quiero es que te quedes, lo intentes y podamos ver las estrellas juntos.

Aida García

Impulsiva, exigente, transparente y con las cosas muy claras.

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