Sí, de repente… Un día desperté y descubrí que no estabas. Y cambió mi manera de percibir los olores, de mirar las estrellas, de tomar un café, de reír a carcajadas, de tener sueños, de escuchar mis canciones favoritas, de planear un viaje, de notar el viento en mi cara, de sentir… Sí, sobre todo, eso cambió mi manera de SENTIR y de ver la vida.
Ahora, cada vez que conozco a alguien, que me ocurren cosas, que tengo que tomar cualquier decisión… Ahora… ahora paro y pienso, y te noto aquí conmigo. Recuerdo tus consejos y tu manera de decirme: “Ana, hija, te ahogas en un vaso de agua, para y piensa cariño”. Eso me decías y, ahora, paro y pienso en qué me dirías exactamente, porque tú no eras esa clase de padre que te resuelven las cosas. Eras de los que te hacía pensar, para que tomarás tus propias decisiones.
Recuerdo algunas otras cosas que me decías y que ahora me hacen mucha gracia: “Ana la cabeza no está sólo para peinarse”, o “perdóname hija por lo que te voy a decir, pero eres rara de…” y yo reía, reía a carcajadas; y tú, tú te enfadabas. A veces me sorprendías con alguna pregunta que no me espera del tipo: “¿Ana, crees que te he educado bien? Aún recuerdo esta conversación. Y yo te dije: “¿Papá por qué me preguntas eso? Y tu respuesta fue: “Porque eres demasiado confiada y a veces veo que te hacen daño”. Y yo respondí:
“PAPA NO ME HAS PODIDO EDUCAR MEJOR”, y te di un gran beso.
Te fuiste sabiendo muchas cosas que te dije y otras tantas que no, pero en el fondo pienso que un padre sabe las cosas, o yo prefiero pensar que eso es así. Sé que todo cambió aquel 16 de enero de 2019, sé que nos dejaste, pero en cierto modo sigues aquí en cada una de las cosas que soy, que siento y en cada uno de los valores que me inculcaste.
No sólo eras padre, eras amigo. Los lectores puede pensar que, claro, qué voy a decir yo si eras mi padre; pero en verdad os digo que era alguien excepcional y estoy orgullosa de haber sido su hija. Cuando digo que todo cambió, no sólo hablo de su ausencia, sino de que ahora entiendo muchas cosas que él me explicó de la vida, del amor… Sí, sobre todo, eso del amor, que para mí es algo que nunca pasará de moda.
Yo tuve la suerte de tener uno de los mejores amores, el amor de mi padre, que es y será por siempre el amor de mi vida. Y ahora me pregunto,
¿qué haríais sin amor en cualquiera de sus facetas?