¿Por qué es tan peligroso el grito de “¡vete al medico!” dirigido a Iñigo Errejón hace unos días tras visibilizar la realidad del cuidado de la salud mental en nuestro país? En mi opinión, refleja una cruda realidad, y es que seguimos utilizando mal los términos y seguimos viendo como algo vergonzoso necesitar ir a un especialista en salud mental.
Hace poco veía un vídeo en el que se daba el mismo tratamiento que se da a veces a los problemas de salud mental a otros problemas de salud. ¿Puede ser más ridículo recomendar a alguien que tiene un pie roto que no piense en ello porque así quizás le dolerá menos? ¿O decirle a alguien con una úlcera que la tiene porque quiere? ¿O señalarle a alguien que su esguince no es más que una tontería? Pues eso es lo que oye mucha gente en referencia a su salud mental. Y en especial me refiero aquí a la depresión, principal causa de suicidio. Y en España, como señalaba Errejón se suicidan al día 10 personas. Escalofriante, ¿verdad?
Pues bien. Ahora voy a contar cuál es la realidad cuándo te das cuenta de que tienes un problema y decides pedir ayuda. Una sesión de psicología cuesta entre 50 y 90€. Si tenemos en cuenta que las sesiones suelen ser semanales o quincenales, ¿cuánta gente puede permitirse pagar una consulta privada? Entonces, decides acudir a la seguridad social. Primero debes pedir hora con tu médico de cabecera, como para cualquier otro tipo de consulta. Ahí empiezan las primeras trabas si la persona que te escucha no tiene la suficiente empatía. Y creedme, las hay que no tienen un ápice. Puedes solicitar cambio de médico de cabecera, por supuesto. Pero eso alargará tu proceso otro par de semanas, añadiendo volver a pedir hora con ese nuevo médico de cabecera. Vamos a pensar en un escenario positivo en el que esta persona si que te deriva a un especialista en salud mental. En circunstancias normales ese especialista no te atenderá rápido. ¿Sabéis de qué media de espera hablamos en época COVID? 2 meses. Imaginad a una persona con depresión, que realmente por las circunstancias que sean no le ve salida ni sentido a nada en la vida, que ha intentado buscar ayuda, que no puede permitirse una consulta privada y a la que la seguridad social no atiende hasta dos meses después. Si sumamos que el coronavirus ha agravado las circunstancias de casi todos los españoles, hay mucha gente en situaciones muy, muy complejas. ¿Se entiende ahora la escalofriante cifra de la que hablaba Errejón?
Efectivamente, necesitamos doblar e incluso triplicar los especialistas en salud mental en la salud pública. Necesitamos que la salud mental no sea motivo de escarnio o vergüenza. Y no podemos tener una sociedad desesperanzada, en permanente ansiedad o incapaz de salir de la cama porque no ve una salida. Y todo esto tiene cura, sí. Pero con ayuda.
PD. Gracias a mi psicóloga, Victoria, por salvarme la vida.
Es cierto que la salud mental se arrincona y deja atrás y es difícil entender la urgencia y constancia que requiere su tratamiento. Gracias por explicarlo de una forma ya clara y real