La realidad llega a nuestros sentidos en forma de imagen, sonido, tacto, sabor u olor como un valor esencial. A partir de ese momento abandonamos a nuestra propia capacidad de cómo interpretar esas emociones. Nos resulta prácticamente sencillo en todas las ocasiones, pronunciarnos sobre si algo nos gusta o nos resulta desagradable, pero ¿somos capaces…
Redactoras