El calor azotaba esa mañana. Las labores del campo no esperaban pese al bochorno tan característico de la zona. Azucena había lavado a su retoño de dos meses. Sabía que el agua fresca traída del pozo de “La Jimena” le haría bien a esa hija nacida de sus entrañas. Con un trapo echo jirones, humedecía…
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