“X” cuidó durante años a su perro con esmero y cuidado al igual que generaciones anteriores habían cuidado a otros, hasta que por fin su perro alcanzó la edad suficiente para estar preparado.
Era sábado por la mañana y fue a venderle el perro a su vecino “T”, este agradeció los cuidados que el animal había recibido hasta ese momento y le informó de que la fiesta tendría lugar al día siguiente.
Y llegó el día, varios vecindarios esperaban en las gradas que el acto comenzara mientras varias personas realizaban distintos tipos de estiramientos con sus cuerpos, de pronto todos los asistentes empezaron a aplaudir, otros tantos a grabar con sus móviles y otros sólo se acomodaban en sus respectivos asientos para disfrutar del “espectáculo”.
Un grupo de perros entraron corriendo veloces en el anfiteatro y el grupo de personas que antes estiraba sus músculos empezó a acercarse a ellos con capas de diversos colores o montados a caballo acorralando a los perros; algunos de ellos retrocedían asustados, otros intentaban atacar al no ver otra escapatoria posible y otros corrían de un lado a otro con cierta confusión.
Uno de los jinetes, tras haberse ido el resto de personas y perros, siguió acercándose a un perro de los que quedaba y cada vez que este estaba lo suficientemente cerca le clavaba una varilla y el perro, retorciéndose de dolor, intentaba atacarle, facilitándole así clavar la siguiente varilla.
Después de clavar unas cuantas con el sonido de los aplausos del público eufórico, el perro murió y el jinete saludó al público con orgullo mientras abandonaba el ruedo arrastrando, junto a otros jinetes, al animal muerto.
FIN.
Esto es un cuento totalmente ficticio, algo macabro, y seguro que ha causado bastante rechazo hacia todas las personas que en él aparecen, ¿no?
Vamos a hacer una actividad, sustituir la palabra “perro” por la palabra “toro”, ¿qué pasa entonces?, ¿por qué si se trata de un toro ya la historia no causa el mismo rechazo en algunos de vosotros?
Esta historia si hablamos de toros es real, sigue ocurriendo a día de hoy, maltratar a un animal física y psicológicamente hasta la muerte no tiene nada de divertido, pero esto sigue pasando, y una plaza de toros abarrotada de gente lo está viendo y aplaudiendo eufóricamente sin contemplar el dolor del animal, eso sí, por favor que no le pase nada al torero que es una persona, sí, el torero es una persona que ha elegido estar ahí, elección que no ha podido hacer el toro.
“NO ES ARTE NI CULTURA, ES TORTURA”
La tauromaquia es una práctica de maltrato psicológico (desorientación, estrés y miedo) y físico al toro que nada tiene de espectáculo, estamos en el siglo XXI, ya es hora de ser más empáticos y dejar atrás costumbres cavernícolas como estas.
Por favor, seamos conscientes de cómo se siente el toro, de lo que de verdad es la tauromaquia (que nada tiene de arte) y dejemos de ser los culpables del sufrimiento del toro y de su posterior muerte.
No es una fiesta ni una cultura de nuestro país, es tortura y no deberíamos seguir permitiendo que estas cosas sigan ocurriendo en pleno siglo XXI.
Hace poco que el parlamento europeo rechazó seguir subvencionando la tauromaquia, un paso importante para que esta práctica tenga menos apoyo, pero ahora, debemos conseguirlo del todo, lograr que de una vez por todas, la tauromaquia sea cosa del pasado.