En estos momentos en los que hay tanto ruido en nuestras cabezas; estrés, trabajo, (o la preocupación de no tenerlo), los jueces internos, la rapidez de la ciudad… nos ponen delante la oportunidad de conocernos a nosotros mismos en la quietud.
Parar es necesario en nuestro día a día, pero a veces, nos escapamos de nosotros. Ahora no hay más opción que amigarse con los y las de “adentro”, con nosotros mismos, con nuestro niño o niña interior, y hablar con ellos. Hablar de nuestros miedos y de por qué huimos tanto de quien más cerca tenemos; de quien tenemos hasta el final. Yo. Tú mismo.
“He visto humanidad en estos días, he visto que nos hemos unido”
Mi niña interior me lo agradecerá. La de adentro me lo agradece. El de adentro te lo agradece, cuídale en este tiempo que te permite sentirte en existencia. Y pleno, con tus demonios y tus ángeles. Todos te hablarán, todos tienen algo que decirnos. Aprendamos de ellos.
He visto humanidad en estos días, he visto que nos hemos unido; y eso también viene de la quietud, de priorizar por los otros y entender, empatizar con el de al lado.
“Me emociona ver la generosidad y el compromiso con el ser humano. Gracias”
Sé que vienen tiempos difíciles, que muchos enfermos no pueden ser atendidos por el colapso en los hospitales, que la crisis económica que nos acecha es de las más fuertes, y que nos toca a todos y todas asumir y luchar en este desafío que nos trae la vida. Pero del que aprenderemos mucho.
Yo ya lo hago; me miro, y me intento reconocer en todos mis matices. Unos mejores que otros, pero miles de colores.
Por favor, miraos, el tiempo de parar no es solo para estar frente a una pantalla, sino para reflexionar y estar con uno mismo. Aprende de ti. Conócete a ti. Cuídate a ti. Así podrás hacerlo con el resto.
“Ánimo y salud”
Juntos venceremos al virus. Juntos nos humanizaremos para ayudar en lo que haga falta a los demás en este momento difícil.