En mi primer relato, empezaré por un tema en primera persona. Dedicado a mi padre que falleció en 2015, un claro ejemplo del karma y la muerte.
“Mi padre era claramente racista, pero no un racista de los que miran y punto, él era de enfrentamientos, insultos y debates acalorados”
Era tan racista, sobre todo con las personas negras, que incluso se negaba a montarles en su taxi, un servicio público para todo el mundo, imaginaos la cantidad de denuncias que acumulo en todos sus años de profesión.
Recuerdo otra ocasión en la que me acompañó al aeropuerto y mientras esperaba en facturación, justo delante y con muchos bultos, había un “negro”, como decía, siempre mi padre despectivamente, “estos negros que se vayan a su puto país”, yo le contestaba siempre lo mismo, “ese puto país es el tuyo papá”. Por supuesto no tardo ni un segundo en empezar a soltar perlitas por su boca, todo referente al pobre pasajero que no sabía dónde meterse. Por suerte mi padre no viajaba conmigo y en el embarque nos despedimos. Yo proseguí mi camino al avión y cuando fui a ocupar mi asiento, HORROR, a mi lado estaba el viajero al que mi padre tanto insulto en la fila. De repente el hombre se dirigió a mí, me hice tan pequeña que parecía un dibujo de la moqueta, menos mal que no mencionó nada, me cedió el paso a mi butaca, muerta de vergüenza solo pude exclamar -lo siento-, a lo cual me respondió,-no pasa nada, ni se preocupe- pasamos el vuelo charlando, comentando temas del momento y fue de lo más ameno.
Podría recordar, tantas ocasiones en las que mi padre insultaba y vejaba a personas solo por ser emigrantes, y por supuesto, sin motivo ni razón. Todo esto viene al caso para que sepáis cómo ocurrió su funeral, por el karma y la muerte.
Llegamos a la capilla donde se le incineraba, después del velatorio, todos tristes y afligidos, amigos y familia le acompañábamos. La capilla, el altar, el féretro de mi padre y un cura… NEGRO, recién llegado de las misiones en Senegal. Mi reacción inmediata fue salir corriendo de la capilla, entre lloros, risas y estupor, no podía creer que él fuera la última persona en dar paz a su alma.
¿Cómo era posible tal causalidad? ¿Cómo podían haber concurrido los hechos para que en el mismo momento hora y lugar confluyan dos almas, una llegando y otra en su despedida?
“En vida no pudimos hacer nada para cambiar su mal comportamiento, ahora teníamos la oportunidad de remediarlo”
Era el primer funeral para el cura en Madrid, en esa capilla de ese cementerio donde mi padre por última vez se despedía. Fueron momentos de incertidumbre, un poco cómico, todos los acompañantes del fallecido fuera y el cura negro dentro, junto al féretro de mi padre, sin entender nada de lo que estaba pasando. No sabíamos que hacer, yo pensé en traer a otro cura, para que mi padre no se revolviese en su ataúd. Menos mal que mis hermanos muy sabiamente decidieron que si en vida no pudimos hacer nada para cambiar su mal comportamiento, ahora teníamos la oportunidad de remediarlo, no comportándonos como él y permitiendo que una persona negra, que tanto odio le tenía, le guiase en su camino hacia la paz eterna.
Todos entramos de nuevo a la capilla y comenzó el funeral, mientras hablaba el cura, yo no podía dejar de mirar el féretro, pensando que en cualquier momento se levantaría la tapa y saldría mi padre diciendo, “negro a tu puto país”. Ante lo cual yo no podría contestar nada porque de seguro estaría desmayada.
“Llamadlo karma, causalidad o simplemente una lección de vida y muerte. Así vives, así mueres”
Me encanta, como siempre no dejas de sorprendente, que facilidad y sencillez al contar una historia, que además se basan en hechos reales como todas las que cuentas y relatas. Sigue sorprendiendome siempre querida amiga
Maravillosa y real!!
No podía estar mejor contada. Sigue escribiendo , eres muy buena 🥰
Tal cual , tan cierto, tan veridico todo el relato, porque yo fui testigo
La vida misma que siempre nos sorprende. Me a encantado 👏👏
Hola Susana. Me gusta mucho tu relato y espero que sea ficción, porque si no es así, debiste pasarlo fatal en esa y en todas. De todos modos, bienvenido el karma, aunque llegue un poco tarde. Saludos
👏👏 me ha gustado mucho Susana. He recordado cuando mi madre me contó esa historia.
Una buena despedida y gran aprendizaje de esta anécdota
Lecciones de vida que mucha veces nos llevamos con la muerte… Genial!!