Nuestro primer editorial planteaba una encuesta con 3 preguntas directas:
Hoy 25 de noviembre Día Internacional contra la violencia de género copartimos los resultados, después de que 10.000 personas hayan pasado por nuestra web. Seguramente sin valor estadístico no deja de mostrar una realidad preocupante.
Sentir miedo es intrínsico al ser humano, pero sentir miedo por ser mujer es deleznable, que el 92% de las mujeres hayan sentido miedo en la calle nos debería avergonzar como sociedad, que el 48% de las mujeres hayan sufrido alguna agresión sexual exige una respuesta contundente por parte del poder judicial, no titubear sobre lo que es o no violación, no criminlizar a la víctima, no ser blandos con manadas que nos violan como sociedad. Que el 68% de las mujeres hayan sufrido violencia por parte de sus parejas deja fuera del debate a partidos que centran su discurso en denuncias falsas. En BikiniBurka no damos la espalda a la verdad, contamos las historias de quien han sobrevivido a ser mujer y que recuerdan a todas aquellas otras que ya no están.
Como las estadísticas siempre se pueden interpretar hemos querido compartir 3 testimonios anónimos, que representan la voz de muchas mujeres que no hablan de porcentajes, ni de ratios, hablan con valentía del peor momento de sus vidas.
¿Alguna vez has sentido miedo en la calle?
Sí, el 92%
El acoso callejero acecha en cada una de las esquinas. Allá por donde pases te encontrarás con una mirada, grito o silbo. Cuidado si andas sola, cuidado si llevas minifalda o un gran escote que muestre lo indebido.
Desde pequeñas nos hacen creer que nosotras somos las culpables. Nos buscamos que nos violen, que nos asusten con sus “piropos”, y peor aún, que nos maten.
Estamos rodeadas de salvajes que creen encontrar una presa fácil en cualquier mujer sin compañía.
¿Con qué derecho son capaces de gritarte? ¿Acaso he pedido su atención?
Con el tiempo he aprendido a armarme de valor, a no dejar que ningún hombre me haga sentir incómoda por andar sola. Sin embargo, la sensación de miedo y de sentir que hay alguien que te está persiguiendo, me retrae a esa niña cobarde que solo quiene agarrarse de la mano de su madre.
Tantos han sido, son y serán los mensajes enviados entre amigas con un “avisa cuando llegues” o “he llegado bien a casa”. Y si directamente un día no llego, tal vez mañana me paren por el camino y ese mensaje acabe en lo perdido. No estamos seguras, ni en casa ni fuera de ella. Desprotegidas, plantamos cara a una sociedad machista que cosifica y simplemente discrimina a la mujer por el simple hecho de serlo.
Testimonio Anónimo
¿Alguna vez has sufrido una agresión sexual (de cualquier tipo)?
Sí, el 48%
“Me violaron a los 14 años y padecí abusos desde los 9. Durante años me sentí confundida, destruida y culpable porque pensaba que yo tenía la culpa, además, en mis relaciones de pareja no podía soportar que me sujetaran las manos dado que mi violador me dejó así inmóvil“
Me violaron a los 14 años y padecí abusos desde los 9. Me sentía culpable durante años, pensaba que yo tenía la culpa. Me sentía confundida y completamente destruida por dentro…
Este hecho cambió mi vida por completo. Me costó mucho poder tener de nuevo relaciones sexuales e incluso perdonarme a mí misma y volver a quererme. En mis relaciones de pareja fue difícil escapar de cada imagen guardada en mi subconsciente. En mi caso, no soportaba que me sujetaran las manos hacia arriba dado que mi violador me dejo así inmóvil hasta q me desgarró por dentro, dejándome allí…
Y lo peor no fue solo ese momento, sino después. Con 14 años yo vivía en un pueblo muy pequeño, mi violador, que era de allí, fue contando que yo era una guarra. Qué sorpresa para mí. Todas mis amigas me dieron la espalda y no pude salir de casa en mucho tiempo, lo que me llevó a una depresión, a soportar bulling en el instituto y a llevar esta carga durante mucho tiempo… A parte, no pude denunciar a mi violador porque me amenazaba con hacer daño a mi familia si lo hacía.
El útero de una mujer, es su templo, es su corazón, es su vida. Y da la vida… Regenerarlo después requiere mucho tiempo.
Testimonio Anónimo
¿Alguna vez has sufrido una agresión por parte de tu pareja (emocional o física)?
Sí, el 68%
“Era mi pareja y mi primer amor, le dije que no, pero no me oyó. Me penetró mientras dormía. Fue un gran trabajo el de nombrar violación a ese hecho y asumir que me había sentido violada. El placer ya siempre tuvo un tope”
Le dije que no. No me oyó, no me escuchó. Mi cara paralizada y mi garganta asustada le gritaban que me estaba haciendo daño, que eso cambiaría nuestras vidas y ya no habría retorno. Me penetró creyendo que no podía estar más cerca de mí y yo solo recuerdo una gran barrera entre su cuerpo y el mío en esa cama de adolescente.
Era mi pareja y mi primer amor, y le dije que no, se lo dije. Aunque estuviese dormida. Le quise apartar con el brazo exponiendo mi incomodidad y mi dolor, pero no. Él solo vio una reciprocidad inexistente, además del placer que quería ver en mí, pero que solo era suyo. Empecé a sangrar, me hizo daño, solo quería gritar, pero silencié todas mis ganas e impotencias.
Desde entonces, tuve que aprender a liberar mi sexualidad. Fue un gran trabajo el de nombrar violación a ese hecho y asumir que me había sentido violada. En otras relaciones, me quedaba paralizada, bloqueada, angustiada y asustada cuando esa persona estaba encima de mí, ya que así fue como sucedió todo. El placer siempre tuvo un tope desde entonces. Me sentí frustrada y culpable durante muchos años, aún hoy y a veces, me resuena esa sensación, y sé que ya va a ser así para siempre.
Mi vagina tiene memoria y miedo a volver a querer. Miedo a que la quieran y le puedan hacer daño. Mi vagina es mi santuario, al igual que mi corazón.
Testimonio Anónimo
Testimonios muy impactantes.
Ojalá llegue a desaparecer esta gran lacra.
Nos vestimos como queremos para nosotras, nos maquillamos para nosotras. Que parece que les cuesta entender a una parte que yo no llamaría ni personas.