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¿Cómo descubrí que tenía síndrome de ovarios poliquísticos (SOP)?

ovarios

He ovulado muy pocas veces. Es posible que mis ovarios hayan ovulado más en el último año que lo que he ovulado en el resto de mi vida. Me vino la regla con catorce años y, a decir verdad, fue anecdótica. Manché un día de marrón la braguita y nada más. Varios meses después me volvió a venir, esa vez dos días de manchita marrón. Me vendría dos o tres veces más antes de que una dermatóloga me recetara la píldora anticonceptiva. Yo tenía quince años y estaba perdiendo pelo. La caída del cabello siempre constituye un drama, pero mucho más para una adolescente. También tenía muchas espinillas pero mi preocupación por el pelo era tan grande que el acné me daba absolutamente igual. Cuando la médica me recetó la píldora yo me la tomé religiosamente, siempre a la misma hora, sin tan siquiera preguntarme qué tenía que ver una cosa con la otra. A los pocos meses ya me crecían pelitos nuevos y los veteranos tenían menos tendencia a saltar al lavabo desde mi cabeza. Además mi cara estaba -casi siempre- libre de espinillas. Yo no podía estar más contenta y durante años consideré a esa dermatóloga mi gran salvadora.

“Pastillas anticonceptivas trimestrales sin semanas de descanso, lo que provocaría la ausencia permanente de regla y evitaría el síndrome premenstrual”

Ocho años después de aquella receta, hablando con una amiga sobre mi síndrome premenstrual, descubrí la existencia del implante anticonceptivo. Por lo que me contó era prácticamente lo mismo que los anticonceptivos tradicionales, pero sin semana de descanso y sin tener que preocuparte de tomar pastillas cada día.  Decidí pedir cita a mi ginecóloga para informarme. Ella me dio la respuesta más surrealista que una profesional de la salud me ha dado jamás: “¡Anda ya! Eso se lo ponen a las locas”. Me dejó fría. Aquel comentario no solo mostraba una total desconsideración por la salud mental que considero despreciable, además me negaba tajantemente la información que yo había pedido, quitándome en consecuencia mi derecho a elegir. Me recetó pastillas anticonceptivas trimestrales sin semanas de descanso, lo que provocaría la ausencia permanente de regla y evitaría el síndrome premenstrual. Seguí su indicación, porque no sabía cómo llevar de otra forma esa semana al mes de cambios de humor repentinos y episodios depresivos. Sin embargo, salí de aquella consulta perpleja y con una completa sensación de desconfianza. Me dí cuenta de una obviedad: detrás de la bata blanca hay un ser humano con opiniones (algunas, como aquella, terribles) y con formas de proceder acorde a ellas. Si eso era así, yo merecía saber cuál era el enfoque de cada profesional al que yo estaba dejando al cargo de mi salud antes de asumir sin rechistar el procedimiento que me indicase.

“Después de doce años, alguien me explicó la razón del acné, de la caída del pelo y  de la irregularidad menstrual: Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP)”

A partir de esa experiencia empecé a investigar sobre los anticonceptivos hormonales. Imaginaos mi gran sorpresa al enterarme de que yo llevaba 8 años sin ovular. Sin ovular y sin menstruar. Todos esos sangrados habían sido, según lo llaman, “sangrado de abstinencia” y se producen en la semana de descanso por la falta de hormonas. Al final acabé decidiendo darle una oportunidad a mi cuerpo y ver qué tal me iba sin tratamiento hormonal. Con algún complemento alimenticio que compré en la farmacia, mi pelo iba resistiendo más o menos bien y las espinillas, bueno, eran un problema asumible. En cuanto a la menstruación… tras varios meses sin menstruar me empezó a venir con más o menos regularidad una vez cada dos meses. No le di más vueltas al asunto hasta que el año pasado estuve cuatro meses sin menstruación. Tras hacerme analíticas y todo el procedimiento habitual ginecológico, por fin, después de doce años, alguien me explicó la razón del acné, de la caída del pelo y  de la irregularidad menstrual: Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP).

A día de hoy he leído mucho sobre el ciclo y el SOP en artículos y libros de divulgación. Gracias a una conversación con una conocida descubrí el inositol, un complemento alimenticio que a mí me funciona de maravilla y, desde que lo tomo, ha regulado por completo mi ciclo menstrual. Tengo la certeza de que ovulo y soy consciente de cuándo lo hago gracias a la observación de mi flujo. ¡Hasta mi síndrome premenstrual se ha suavizado! Me parece increíble que, después de trece años, esté viviendo y conociendo mi ciclo. Me siento dentro de mi propio cuerpo y no en uno ajeno completamente desconocido, que es la sensación que había tenido siempre. Y eso se lo debo a profesionales de la salud -aunque por desgracia no fueran con las que me encontré de primera mano en consulta- y otras divulgadoras de información y activistas menstruales que me han enseñado, en un lenguaje que yo puedo entender, qué es lo que pasa en mi cuerpo y qué formas tengo para gestionarlo. Pero, sobre todo, me lo debo a mí misma: por haberme puesto de pie desde el otro lado de la consulta y haber empezado a hacerme preguntas.

Ester Báez

Andaluza en Suiza. Autora de Modesta Pesadilla. En continua búsqueda del sentido.

1 Comentario
  1. Me encantó, llevo muchos años lidiando con el sop, aún no he logrado regularme ni ovular.. espero con el corazón poder mejorar y algún día lograr mi sueño de ser madre.

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