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“Amamos a los hombres como amamos a nuestras madres”

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Fuente: Janko Ferlič/Unsplash

“Amamos a los hombres como amamos a nuestras madres” es quizás una de las frases más reveladoras y que más me ha impactado del libro de la doctora Danièle Flaumenbaum, Mujer deseada, mujer deseante

En lo personal, solía tener la sensación de que cuando formalizaba una relación con un hombre, salía una parte de mí muy pueril, no solo en la forma de hablarle sino también en la terminología de mis palabras. Entendía que ese amor era difícil combinarlo con una sexualidad salvaje y liberada y buscaba ese aspecto en relaciones fuera de la pareja. Obviamente el amor más intenso estaba relegado a la pareja, pero me resultaba difícil sacar mi faceta sensual tras haberme columpiado tanto en la niña, mientras que en otros encuentros no tenía esa sensación. Esta frase me ayudó a abrir los ojos, pues estaba tratando a mi pareja con el mismo cariño que a mi madre, buscaba en él la misma comprensión, el mismo amor , por tanto la faceta sexual se veía truncada y eso hacía que el sexo con él no fuera algo deseado para mí. Ante esto, las palabras de la doctora Flaumenbaum resuenan con fuerza, puesto que ella afirma que la mujer ama de espíritu y corazón al hombre porque revive la primera historia de amor que vivió, y esta fue con su madre. Entre las responsabilidades que una madre tiene con sus hijos, no está la sexualidad, eso influye en las relaciones de pareja, ya que la mujer deberá construir su propia sexualidad para poder disfrutar de ella. La autora también estudió medicina china y recuerda que en esa disciplina se dice que el espíritu se desarrolla con la energía sexual.

En el libro se habla de cómo, a pesar de estar en una época de ascenso para la mujer, puesto que se rompen tabúes y se avanza a pasos agigantados en el ámbito laboral en comparación a generaciones pasadas, las mujeres siguen teniendo una vida sexual poco satisfactoria. La doctora Flaumenbaum dice que esto se debe a que, a pesar de que los tabúes cayeron, los miedos todavía persisten en el inconsciente de muchas mujeres, por eso no pueden vivir su sexualidad en plenitud. 

Explica que la sexualidad es un intercambio energético y un proceso comunicativo entre almas y que ignorar eso llevó al drama y a la insatisfacción, puesto que la sexualidad se vuelve un acto mecánico y es entonces cuando la mujer se ausenta. Esa función de la sexualidad no fue transmitida por generaciones pasadas y la mujer actual se ve abocada a afrontar ella misma la construcción de su propia sexualidad contándose aquello que hubiera necesitado escuchar cuando era niña. A todo ello se suma el hecho de las diferentes mutaciones históricas producidas durante el siglo pasado. En el libro se nombran tres: el acceso de la mujer a votar, la aparición de los métodos anticonceptivos y la liberación sexual. Ello invitó a la mujer a salir al mundo con otra mirada y abrirse al placer, pero, al no tener referentes previos, se quedó con el ejemplo del modelo sexual masculino y no asumió el femenino en sí misma.

Con los diferentes ejemplos de mujeres y sus historias que se especifican en el libro, el lector puede apreciar cómo el factor transgeneracional se ve manifestado en las patologías de las pacientes, aunque muchas veces a simple vista nunca lo hubiera imaginado.

Personalmente, creo que es importante reconocer el cuerpo y reconocer las necesidades no satisfechas para poderse enfocar en deconstruir esos patrones o creencias limitantes que han llevado al cuerpo a sepultarse. Sólo tomando consciencia y con voluntad se puede salir de ese espiral de negatividad que no permite que la energía sexual fluya en el cuerpo y que apaga el espíritu de muchas mujeres en nuestros días. Este libro me ha aportado claridad, me ha quitado culpas y me ha liberado de angustias que mi mente se había agenciado al no vivir la sexualidad según unas expectativas cuyo origen no logro recordar. Ahora sé que todo empieza en mí, que bajar al cuerpo es un proceso complicado y bello a partes iguales y que en la sexualidad no hay meta, solo camino. La seguridad no siempre va a estar de nuestro lado, pero hay un camino inexplorado, un viaje maravilloso que nos aguarda justo al otro lado de nuestros miedos.

¿Cruzamos?

Andrea Moonforce

Escribo versos a corazón abierto, desnudando palabras aún enmascaradas.

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