A nosotros habría que borrarnos el formato,
reescribirnos en presente
sin pensar, y sin espacios.
A nosotros habría que transcribirnos al braille
Para que hasta los ciegos pudieran tocarnos.
A nosotros habría que prohibirnos la poesía que no hay erótica sin palabra
si la palabra está en los ojos.
A nosotros habría que lamernos los acentos
desnudarnos de sujetos
hasta llegar al verbo.
A nosotros habría que dejarnos expuestos
al jadeo de la letra,
al aroma virgen
de una página en blanco
a la espera de palparnos.
A nosotros habría que estudiarnos; descomponernos etimológicamente,
dividirnos en lexemas
para hallar nuestra raíz.
A nosotros habría que dejarnos
andar sin buscarnos
– por el universo de Cortázar-
para poder encontrarnos.
A nosotros habría que versarnos,
habría que rimarnos
la edad y las heridas;
habría que lubricarnos de silencio
hasta dejar de ser extraños.
A nosotros habría que escribirnos
con la sensualidad hiriente
con la que bien escriben
los que bien se aman.