140 caracteres era la extensión máxima que Twitter permitía usar, actualmente el límite está en 280 caracteres para que sus usuarios expresen sus pensamientos, quejas o emociones. El problema radica en que ese espacio es suficiente para que, si no tienes demasiado cuidado, tengas que abandonar tu puesto de trabajo.
¿Están atentando contra nuestra libertad de expresión o realmente es justificable despedir a alguien por un tuit que publica con su usuario personal?
La respuesta es sí, es posible, aunque hay tres situaciones que justifican este hecho:
• Que seas community manager y por lo tanto las redes sociales y en concreto Twitter sea tu herramienta de trabajo. Como responsable de una marca o empresa en la web, un mal uso podría llevarte a ser despedido.
• Que te dediques en tus horas de trabajo al uso de redes sociales. Hablamos en este caso de un despido lícito, aunque poco recurrente. En este caso la propia empresa debe matizar este aspecto en su normativa.
• Que el tuit lo publiques en tu tiempo libre dentro del horario de trabajo. Este caso riza el rizo, pero también es viable que se produzca un despido si esta circunstancia se da. Hay que matizar que hablamos de tuits que afecten a la empresa y su imagen.
Este caso es el de una mujer, Justine Sacco, directora de comunicación de InterActiveCorp, que fue despedida de forma inmediata por este tuit: (“Me voy a África. Espero no pillar el sida. Es broma. ¡Soy blanca!”).
En España, tenemos el caso de Juan Carlos Gafo, alto cargo para la Marca España, cuyas palabras en un tuit causaron un gran revuelo, obligándole a dejar el cargo y posteriormente, tras 3 años, volver a dar explicaciones tras se recuperado.
Hasta aquí podemos estar todos más o menos de acuerdo y pese a que hay situaciones demasiado exageradas, como se explica en último punto, si esto está indicado en la normativa, es de obligado cumplimiento. Y todos tenemos claro que hay casos en los que en tu puesto de trabajo va implícita una cierta responsabilidad y comportamiento como marca.
El problema y el verdadero debate se encuentra en el registro que dejas en el entorno 2.0 para siempre y desde el primer momento en el que te registras en una red social, o en este caso, Twitter.
En ocasiones podemos encontrarnos con tuits inofensivos o simple mente absurdos como aquellos que todos hemos publicado de adolescentes. O también podemos ver casos de famosos que publicaron tiempo atrás este tipo de tuits y de los que seguro actualmente se arrepienten.
Sin embargo, qué ocurre con aquellos tuits que, como comentábamos antes, los escribiste de adolescente o hace ya varios años y con los que probablemente no te sientes identificado en la actualidad. Aquí nos embarcamos en lo que se conoce como “cultura de la cancelación” y cómo este arma de doble filo puede convertir la promoción de tu persona y competencias en el principal motivo por el que una empresa te rechaza o decide despedirte.
Un caso muy sonado de hace relativamente unos meses es el de Alexi McCammond, de 27 años y que recientemente fue nombrada editora jefe de Teen Vogue. Antes si quiera de tomar posesión del cargo, presentó su renuncia debido a la viralidad que alcanzaron unos tuits suyos de corte homófobo y racista, de cuando tenía 17 años.
La inconsciencia de esas edades al igual que la inmadurez pueden llevar a publicaciones que poco tienen que ver con tu pensamiento actual. Sin embargo, eso es una huella que queda para siempre.
Para estos casos existen herramientas que eliminan el feed de forma regular o aplicaciones como Twitter que poseen su propio borrado, TweetDelete. En tu mano está el usarlo con cierta periodicidad o no.
Dejo el debate abierto, ¿publicaciones tuyas de hace unos años deberían ser suficientes para ser despedido de tu puesto de trabajo? ¿tenemos que estar pendientes de todo lo que publicamos en una red social personal de cara al futuro? ¿atenta esto contra nuestra libertad de expresión o es una herramienta más para conocer a tus trabajadores?