Aunque hayas superado el trauma y tu resiliencia haya servido, me he dado cuenta de que las heridas por muy cicatrizadas que están pueden supurar de vez en cuando. El dolor no es tan profundo, pero es mortal.
Sólo después de analizar una recaída en el recuerdo de tu esclavitud puedes crecer como persona. Es cierto, que el gimnasta sólo con la experiencia y el dolor se convierte en el gran atleta y eso nos ocurre a las personas que hemos sufrido algún tipo de maltrato.
Las causas de una regresión al pasado pueden tener diferentes causas, desde un simple comentario de tu vida anterior, como exponerte a los recuerdos dolorosos. Yo me sentía fuerte, pero nadie tiene la fortaleza que presupone tener. La fuerza nace de las superaciones personales. Cuando has vivido en el infierno durante tanto tiempo los mecanismos de recompensa cerebrales actúan sin ser consciente de ello. Te conducen a lo recurrente, a lo que tenías asociado para evitar aquellas emociones que no identificabas o eran tan terribles que tenías que obviarlas para poder seguir viviendo.
En mi caso la gota que colmo el vaso para volver a sentir el pasado que creía superado fue la palabra LOCA. Tantas veces me la habían dicho que al final mi mente me jugo una mala pasada y volví a creérmelo. A dudar de mi fortaleza interior y sucumbir a la inteligencia emocional que pensaba poseer. Fue un caos de emociones y pensamientos negativos lo que se desencadeno en mi cerebro. La culpa, la ira y la desesperación se instauro en segundos siendo cautiva de nuevo de un personaje que ya no está pero que sigue ejerciendo el control de vez en cuando a través de los comentarios que hace a mis hijos.
Vivimos en una sociedad tan injusta a veces que las personas que hemos vivido con la violencia de género durante tantos años instaurada en las venas, muchas veces, volvemos a recaer en los recuerdos pasados. Para mí cada día es una lucha para seguir avanzando, pero como individuo que soy tengo la necesidad de caer para volverme a levantar y seguir teniendo alas para poder librar esta feroz batalla.
Por eso escribo a mis hermanas para que sepan que no están solas en esta dura batalla. Todas tenemos derecho a recaer y volvernos a levantar porque si la recaída es instantánea y es analizada para saber el porqué y el para qué saldrás fortalecida para continuar la lucha.
Es normal recaer porque no somos máquinas, sino seres humanos que reímos y lloramos. Que no tenemos la culpa de haber vivido lo que nos ha tocado, pero que unidas podremos con ello. Esto es una cuestión de justicia.
Quizás en ese momento de regresión saqué a la bruja que llevo dentro a través de la ira, pero es un baile que tengo que realizar para poder superar mis temores pasados porque nos guste o no, sin pasado, no hay presente y sin presente no hay futuro.
Sólo se que no se nada que es lo que nos dice Sócrates. Yo sólo sé que, en esos momentos de angustia, lo único que me ayuda a levantarme es la libertad. Así que espero que las personas que están a mi lado no lo tengan en cuenta y puedan comprenderme porque no lucho contra ellas sino contra yo misma.