Y de repente, un (d)olor que creía haber olvidado.
Solo bastó un segundo para que miles de momentos que había abandonado en el baúl de los recuerdos aterrizaran en mi mente.
Mis ojos se ahogaron y aún no sé qué fue lo que más dolió:
si la nostalgia de tu fragancia
o el descubrir que a pesar del tiempo y la distancia, no había superado nada.
Era tu perfume, pero no eras tú.
A veces me sucede eso de tratar de encontrarte en otras personas con un claro intento fallido.
Nadie es como tú.
Nadie me hace sentir lo que tú.
Y aunque tu aroma me llegue a través de otras pieles, nada se compara a esa capacidad que tenías de erizármela sin ni siquiera rozarla.
Eras
magia,
fuego,
vida.
Y ahora yo,
hechizada
y hecha cenizas,
trato de (sobre)vivir sin ti.