El viento hizo deslizar por mi cuerpo ese vestido negro que provocando tu deseo quedó al descubierto. Mientras observaba esas palmeras que bailaban al son de las olas deseaba que me tocaras, que me desearas, que me desnudaras.
Y tú, que ahora rozabas tus manos sobre mi cuerpo encendido por el sol, llegando a rozar mi alma y mi corazón. Atravesando suavemente el umbral de mi sexo, erizando con esmero todo mi cuerpo.
Y yo, que apoyaba mis manos contra el cristal de esa habitación, susurrándote cuanto te echaba de menos, exhalando sollozos de pasión , provocándote sin perdón .
Y agarraste con fuerza mi pelo, dejándome sin aliento, dejándote yo desnudo el corazón, cuando roce con mi piel tu cuerpo y la rendición . Mis ojos encendieron tus sentidos y tu anhelo, mis labios acariciaron tu cuerpo, tu cuerpo en mis dedos como imanes del deseo.
Y fue cuando me rendí a ti en un ligero momento y desliz . Ahí sí, caí en ti siendo una aprendiz, sometida a ti, vulnerable y gritando ven a mi.
Y fue ahí, cuando el placer repetía tu nombre, cuando mi cuerpo en una potente explosión, desvanecía de deseo y rendición.
Dos almas conectadas, dos sexos en llamas. Acaricie tu espalda mientras tu suavemente besabas y anhelabas esos momentos de pasión, esos momentos que solo te di yo.