Todas hemos escuchado alguna vez la frase ¨REINVETARSE O MORIR¨, y si lo pensamos bien es una frase muy acertada, porque todos vamos cambiando con los años, vamos madurando, considerando cosas que antes eran impensables y viendo las cosas desde diferentes puntos de vista gracias a la experiencia y, en muchos casos, a nuestras propias vivencias.
Pero a veces, ese mantra se vuelve algo muy personal, llegamos a un momento de nuestra vida en el que nos toca tomar decisiones, muchas veces difíciles, que nos darán un nuevo rumbo y nos harán vivir nuevas experiencias.
Cuando cruzamos la barrera de los 30 tendemos, de manera casi involuntaria, a acomodarnos en nuestra zona de confort, en la que plantamos nuestro hogar, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro circulo social, nuestras aficiones, etc. Y echamos raíces que, según van pasando los años, son cada vez más firmes, grandes y difíciles de arrancar. Comenzamos, sin darnos cuenta, a vivir en una rutina, que nos resulta cómoda, fácil, y, sobre todo, segura. Creemos, yo pienso que erróneamente, que dentro de nuestra zona de confort nada malo puede sucedernos, pero ¡por Dios, nada mas lejos de la realidad! Dentro de nuestro circulo de seguridad pueden ocurrirnos cosas inesperadas que nos desestabilizan y nos pillan de improvisto, ¿no seria mejor lanzarse a la vida estando ya en preaviso de lo que nos puede suceder? Al menos así, estaríamos preparadas.
Os voy a hacer unas preguntas, quizás algo incomodas, pero muy necesarias: ¿Qué pasa si de repente nos detectasen una enfermedad incurable? ¿O que pasaría si descubrimos que nuestra pareja nos es infiel o ya no nos ama? ¿O que pasaría si en nuestra empresa hacen un ajuste de plantilla y nos quedamos sin trabajo? Ya lo sé, no son preguntas fáciles de contestar, quizás no es fácil ni planteárselas, pero para salir de nuestra zona de confort y reinventarse, como os decía, hay que tomar decisiones y hacerse planteamientos, a veces, nada cómodos.
Podría decir que reinventarse es una de esas cosas que todos deberíamos hacer, al menos, una vez en la vida, porque no hay mejor manera de descubrirse a una misma, que ponernos al borde de nuestro precipicio e ir creando un puente para cruzar al otro lado. Al lado de las experiencias nuevas, de ese trabajo con el que habíamos soñado, pero no nos atrevíamos, por miedo, de ese viaje inesperado y casi ni planeado que nos apetecía tanto hacer y que no hacíamos, por miedo, el lado del cambio de estilo y/o de armario que tanto nos apetecía, pero no hacíamos, por miedo, el lado de menos prevenir y más vivir, el lado de vivir sin miedo.
Por que al final, todo se reduce a eso, al miedo. Reinventarse significa vencer miedos, atrevernos, cruzar nuestros propios límites, soltar, aprender, explorar, aceptarnos y disfrutar, del camino y del resultado. Disfrutar de nosotras mismas.
Y os diré una cosa NUNCA ES TARDE, que no os frene el tiempo y la edad. Yo misma, a mis 40 volví a la universidad y a mis 42 aquí estoy, estudiando y compartiendo con vosotras lo que he ido aprendiendo desde que decidí reinventarme, mejorarme a mi misma, aceptar quien soy sin miedo al qué dirán, dándome la oportunidad de vivir fuera de mi zona de confort, y no sabéis lo que estoy disfrutando de ello.
Así que no tengáis miedo, darle una patada al miedo y comenzad a vivir, haced aquello que os gusta y os sale del corazón, disfrutad cada día con lo que hagáis, retomar esas aficiones que habíais dejado de lado, salid al mundo y gritar quienes sois, que estáis aquí, que tenéis la oportunidad de vivir y que la vais a aprovechar.
Conoceros, aceptaros, amaros, respetaros y mimaros, y sobre todo no olvidéis que NUNCA ES TARDE.
