Un pedacito de cielo visita mi casa cada día, es que mi niño crece de prisa y yo quiero llenarle de golondrinas la mirada, de gaviotas en pleno vuelo mientras corre por la playa.
Le cuento de aquella historia de una ballena, le muestro a Pinocho, le hablo de Platero y yo, bajo del estante mas alto la vida del Quijote y se la dibujo con mis manos en el aire.
Le pinto en una hoja una Planta de naranja lima, le hablo de Zeze, canto como lo hacia Blancanieves y mi niño ríe a carcajadas.
Con una manzana en la mano le hablo de Guillermo y su punteria con el arco y la flecha, y sus ojitos se abren enormes de asombro.
Me pregunta porque el lobo era tan malo, y yo le invento historias de perdón y arrepentimiento, para que en su mente y corazón, no crezca el rencor.
Hojas que pasan de a una entre sus dedos pequeños, me quedo arrodillada a su lado, embelesada viendo como su imaginación gana terreno y le llena de mundos de fantasías la tarde.
Mi niño crece muy de prisa, entonces yo me apuro mucho más, a rodearlo de cuentos, a cubrirlo del mundo real que no dejaré que lo lastime.
Me apuro como se da prisa la mañana me prometo regalarle curiosidad todos los días, un papel y lapiz salvan vidas, yo lo oí por ahi una vez…
Crece mi niño y se hará un hombre sin que pueda parar el tiempo, por eso me apuro, es que le lleno su mundo para que no le duelan los golpes de realidades que vendrán.
Miro su infancia que se me escapa, me prometo mientras lo veo rodeado de cuentos, te lo juro niño mío, hasta que seas gigante, te prometo cuidarte el alma…