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¿Por qué lo llaman ‘pin parental’ cuando quieren decir bullying?

pin parental
Fuente: Bamehage.no

Estudiar diversidad de género y sexual no es una opción. Igual que no lo es estudiar matemáticas o historia. Son realidades que existen y que deben conocerse. Prohibir hablar de ello es una forma de fomentar el odio por desconocimiento. 

¿Por qué afirmo esto? Que unos padres puedan negar a sus hijos acudir a clases de diversidad de género y sexual, solo puede tener dos resultados: traumatizar a tu hije LGTBIQ, haciéndole creer que es un ser indigno del que no se puede hablar o bien convertir a tu hijo cishetero en un acosador que piense que las personas LGTBIQ no son dignas de existir. Y que de esta forma se merecen el bullying que pueden sufrir. 

“El “pin parental” es un síntoma de la mala salud de nuestra democracia”

Eso es, a todas luces, un delito de odio. Delito que, por cierto, recoge nuestro código penal y que el Ministerio del Interior define de la siguiente forma en su página web: “Si una persona se ha mostrado hostil hacia ti por tu raza, orientación e identidad sexual, religión, creencias o discapacidad, ha cometido un delito de odio”.

Por lo tanto, el hecho de que en nuestro Gobierno se permita siquiera que se plantee algo como el “pin parental” es un síntoma de la mala salud de nuestra democracia. Pues no querer hablar de la realidad LGTBIQ es odiarla y suprimirla. Es no dejar vivir a millones de personas en igualdad. Sí, millones. Si semejante ataque se tolera, no estamos viviendo en un país libre. 

“Tendremos que volver a salir a las calles para proteger nuestros derechos y, con ellos, nuestra democracia”

A estas personas se les llena la boca hablando de otros países donde la homosexualidad y las mujeres están reprimidas por ley. Pero con sus políticas buscan en realidad hacer en nuestro país eso de lo que acusan a otros. Y visten esta represión de libertad de expresión, cuando se trata de todo lo contrario. 

En España ya hemos vivido demasiadas veces la represión hacia nuestro colectivo. Y, en un momento en el que ni siquiera tenemos todos nuestros derechos garantizados, este ataque es una peligrosa vuelta atrás. No es de extrañar, sabiendo la ideología de estas personas. Que no es nostálgica, es fascista. Pero el hecho de que sepamos que “ellos son así” no significa que debamos permitirlo. Tenemos que decir bien alto que eso no tiene cabida aquí. Y si el Gobierno no es capaz de hacerlo, tendremos que volver a salir a las calles para proteger nuestros derechos y, con ellos, nuestra democracia. 

Rocío Esperilla

Productora, feminista, vegetariana y bisexual. Ideal para una cena familiar.

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