No importa el momento ni la causa por la que hoy estemos algo apagados, todas o casi todas las personas decidimos escuchar únicamente esa playlist de canciones modo Drama Queen total en bucle cuando estamos tristes, y aunque nos digan mil veces que hacerlo es muy masoquista, en el fondo nos encanta y nos puede hasta ayudar, pero ¿a qué se debe esto?
La causante es una hormona llamada prolactina que multiplica sus niveles cuando estamos melancólicos provocando un consuelo a nivel psicológico que logramos al escuchar canciones congruentes con nuestro estado de ánimo, se podría decir que la música en estas ocasiones cumple una función terapéutica que es la liberación, la gestión y la regulación del dolor emocional que estamos experimentando, así como una sensación de calma y paz en nuestro interior.
También, escuchar música provoca la liberación de dopamina (neurotransmisor que provoca placer y bienestar en la persona) lo que puede hacer que se reduzcan las sensaciones de malestar que estemos experimentando.
Otra de las utilidades de las canciones tristes es el apoyo social que a veces podemos conseguir a través de ellas, es decir, en muchas ocasiones cuando no estamos bien lo que más queremos es estar solos en ocasiones, pero contradictoriamente la sensación de soledad o sentirnos incomprendidos también nos puede llegar a doler, por lo que escuchar canciones con las que nos podemos sentir identificados es una manera de no olvidar que no somos ni la primera ni la última persona a la que le pasa lo que nos está ocurriendo ahora mismo, y el tener esto presente nos puede ayudar en gran medida, y ya no sólo esto, hay veces donde desconocemos con exactitud qué es lo que nos está provocando estar mal a nivel emocional o identificar qué estamos sintiendo, el encontrar la respuesta a estas preguntas en una canción nos puede permitir dar el primer paso en el camino que debemos recorrer para controlar una emoción, que es identificarla.
A su vez, también es importante tirar ya por tierra un mito erróneo acerca de las melodías tristes, y es el siguiente:
“Las canciones tristes generan tristeza”
La razón por la cual calificamos una composición musical como “triste” puede deberse a la emoción percibida en base a unas características concretas como un ritmo lento o unos acordes menores, o a la emoción que nos provoca, que como ya hemos visto al comienzo no tiene por qué coincidir con estados emocionales negativos, pudiendo provocarnos sensaciones de calma o paz.
Así que, después de todo esto creo que nos sobran razones para dejar de sentirnos culpables por ponernos canciones de este tipo cuando estamos algo afligidos, como ya hemos visto, hacerlo nos puede ayudar a atravesar de mejor manera esta etapa hasta que vengan otras mejores, sería así como una herramienta eficaz para llevar a cabo un proceso de catarsis doloroso, pero necesario.
Es parecido a cualquier herida física, lo primero que hacemos siempre es echarle agua oxigenada para desinfectarla y limpiarla y, aunque esto nos escuece y duela un poco, sabemos que nos ayuda a que deje doler antes, pues la música “triste” sería el agua oxigenada de heridas o de algún tipo de malestar emocional, que nos ayudará siempre a gestionarlo y controlarlo mejor.
Por lo cual, no te preocupes si hoy o si este fin de semana te apetece pasártelo entero con esa playlist específica para los días grises, no pasa absolutamente nada y todos tenemos derecho a estar mal de vez en cuando, en mi opinión es mejor reconocer que hoy no estamos bien y permitirnos experimentar esas sensaciones desagradables para cuando volvamos a estar bien estarlo de verdad.