Otra mujer herida se levanta
tiene tierra en la falda (la sacude),
se coloca el zapato que ha perdido
y desoyendo el miedo o el sonido
de cada voz ajena que la alude,
camina agradecida hacia el futuro.
Sabe que lo difícil y lo oscuro
el pasado y su inmensa cicatriz,
han hecho de ella, estrella y aprendiz,
eterna especialista en ser valiente.
Es fuerte y es mujer, no se arrepiente
de la flor que eligió ni de la astilla,
protege lo que en ella anida y brilla,
ha convertido en oro cada herida.
* Kintsugi es una técnica centenaria japonesa que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas (por ejemplo, en un jarrón), con polvo de oro. De este modo, en lugar de disimular las “cicatrices” se crea algo único, con un nuevo valor. Me inspiro en esta técnica en mis talleres virtuales de “Poesía para Crecer”: escritura +desarrollo personal (consultar por mensaje de Instagram).