Cuadro de Modigliani,
desnudo amargo
Pupilas abrochadas a la nostalgia.
Juicio contra el cabezal rojo
Hombro izquierdo mimoso,
apechugaba el espacio entre nosotros.
Labio jugoso cual dibujo de trazo seguido
lanzabas halagos sinceros
de quererme amar
transparente de amor, generoso
sin la oscura sombra perversa
de la razón.
Acariciabas mi pelo negro,
liso,
suave
a tiempo perdido,
era tranquilo
hermoso y la sangre hervía.
Añoro tocar nuestro sigilo
encantado con ruido veloz y activo
ajetreado esfuerzo
carcajadas de bálsamo de cítricos,
plomizo fondo en el que habito y me pregunto;
¿cesará mi soberbia algún día?
Cuando arrimabas manos suaves, calientes desnudas
contaban que cerquita querías estar.
Cuando hablabas y susurrabas líneas tranparentes de amor,
que hacía daño.
Añoro su mirada con cortesía que esperaba la mía
respuesta de acercamiento
que siempre tenía.
Cuando acariciando mi pelo negro,
liso,
suave
me decía: manos, boca, ojo y mano,
los labios calentitos sueltos me acompañaban el dialogo,
sin figurines donde fugaces saboreábamos el tiempo perdido,
así enamorados felices de estos ratitos que tenían sentido
así conseguíamos quitar nuestras arrugas del día a día,
pues en nuestro empeño eso no cabía.