Nunca olvides, alma herida,
que en cada cicatriz vive la vida.
Por cada surco que marca tu piel,
entra la luz, dulce y fiel.
Heridas abiertas, portales sagrados,
donde el amor vence a lo quebrado.
La luz irrumpe, transforma el dolor,
y lo convierte en eterno fulgor.
Cada caída, cada tormenta,
es un camino que el alma enfrenta.
Pero al final, siempre resplandece,
amor que crece, amor que merece.
Que nunca se apague tu fe encendida,
tu corazón es lámpara en la vida.
Por cada herida, por cada cicatriz,
irradias amor, haces al mundo feliz
Que la luz de tus heridas sea tu fortaleza.
Lo dedico a cada alma, a cada ser, a cada corazón que con cada vivencia sigue latiendo con fuerza.
Valencia mi tierra