Perdóname madre por tanto daño,
por no haber estado a la altura,
centrado en mi ego y en mi locura,
hoy lloro contigo al sentir tu llanto.
No te quise bien, ¡tú me diste tanto!,
tu verde, tu brisa, tu vida, tu abrazo…
No sé desde cuándo te robé los días,
creyéndome rey en mi reino falso
y hoy ando perdido, buscando tus manos,
manos agrietadas, pero aún tendidas.
No te quise bien, ¡tú seguiste dando!,
tu tierra, tu cielo, tu mar, tu regazo…
Sé que me alcanzaron mis balas perdidas,
que hiriéndote a ti, yo me hago pedazos,
pero dime madre que no se ha hecho tarde,
que aún puedo coser todos los retazos.
Quiero barrer tus cenizas, sanar tus heridas,
olerte, admirarte, reencontrarte,
sentir tu latido, calmar tu lamento,
mi Tierra, mi madre, nuestra madre.
Déjame gritarlo al viento,
sé mi eco en tus montañas,
porque yo solo no puedo
y necesito guerreros
para librar mil batallas.
Precioso, una maravilla, ojalá estemos a tiempo