Hoy más que nunca es necesario equilibrar el exceso de valores patriarcales, de energía masculina, con valores más yin, de energía femenina como el amor, la compasión, la igualdad, la descentralización, el respeto a las minorías, la tolerancia, la ecología, la justicia. Este empoderamiento de lo femenino debe comenzar desde dentro hacia afuera y desde abajo hacia arriba. La mujer se empodera en relación a sí misma (cambiando desde el interior) y en relación a los demás (cambiando la relaciones de poder en las que se ve inmersa).
No se puede decir que una sociedad la hace mejor cuando reinan las mujeres o cuando se trata de sociedades matriarcales. Ningún “predominio” es mejor que el otro, la solución es la equidad.
Si cada género pudiera aportar por igual sus cualidades, construiríamos una sociedad más rica en recursos, con mayor diversidad. Estamos entrando en una nueva era, es momento de cambios, de dejar atrás el patriarcado en el que perdemos todos y todas. Las mujeres son explotadas y subordinadas, pero los hombres aunque parezcan los beneficiados, también pierden libertad, pues se espera de ellos una serie de cosas por el hecho de ser hombres, y cuando no son capaces de cumplirlas, son juzgados y eso les lleva a la frustración.
LA NUEVA ERA DE LO FEMENINO
Estamos entrando en una nueva era, y se está produciendo un cambio hacia un mayor nivel de conciencia. Es responsabilidad de las mujeres llevar a cabo esta transformación.
Se necesita mayor presencia femenina en los órganos con capacidad de decisión. Energía femenina que se puede dar tanto en hombres como en mujeres y cuyas cualidades como hemos visto son la tolerancia, la creatividad o la capacidad de comunicación.
Cuando la energía femenina y masculina están equilibradas podemos evolucionar. Las mujeres tenemos mayor facilidad en dejar fluir nuestra energía femenina y es nuestra responsabilidad tender la mano hacia lo hombres para andar juntos el camino del cambio, el cambio hacia un mundo mejor.