Me veo y no me reconozco. Estoy llorando, sofocada, decepcionada; no soy yo. Me pregunto cómo he llegado a este punto de irritación continua. Llevo tiempo quejándome por todo, enfadándome por lo más mínimo. No recuerdo lo que me gustaba hacer ni con quién me gustaba pasar mi tiempo libre. Sé que soy una persona…
Redactoras