Superar la ruptura de una relación de 13 años o el tiempo que sea, comienza por escuchar tu ser, siendo consiente de aquello que sentiste y sobre todo qué es lo que ahora quieres sentir. No por esa persona que dejaste o que te dejó, es por ti y para ti, no seas egoísta contigo misma, aprovecha el cambio que ninguno es tan malo. Pero es cierto que la resistencia al cambio es parte del drama existencial que puedes elegir o no vivir, ten en cuenta que solo una pequeña parte de ese drama lo podrías necesitar para curar tu dolor, volver a encontrarte, reinventarte y seguir avanzando.
Todo tiene su tiempo que para bien o para mal te puede llevar una semana, un mes o un año, aunque la medida más sensata sería que tomes de forma consiente el tiempo que necesitas para aceptar la ruptura. Por consiente me refiero a que canalices tus sentimientos, pensamientos y acciones, para ello, te podrías apoyar directamente en un terapeuta, un psicólogo o en aquellas personas que siendo o no familia, tengas la seguridad de que te sabrán escuchar, orientar y ayudar a ejecutar ese consejo, esa estrategia o herramienta que te resulte efectiva para dar El Paso de la ruptura y los siguientes, porque la vida sigue y tú haces el camino.
Volver a encontrarte, despertar el dominio de tu personalidad es fundamental. Me refiero a que recuerdes a aquella mujer que eras antes de esa relación para que analices si te mantuviste siendo ella, si te perdiste, si mejoró o si se degradó. Puede que, por querer ser complaciente, buscar la empatía, el hacer todo para decir: “es que somos iguales”, te hayas olvidado de quién eres tú, tus aficiones e incluso tus opiniones o creencias. Si no fue tu caso, te felicito… lo hiciste bien; si por al contrario, te volviste un híbrido defectuoso, alguien que desconoces… ¡respira! Tiene solución como todo en la vida y es sencilla: vuelve a ser tú, antes de él o ella tenías una vida en la que estoy segura, muy segura de que fuiste feliz y si no lo fuiste, aquí tienes otra oportunidad para intentarlo y serlo.
Reconocer que de esa ruptura hay un aprendizaje puede que te resulte imposible o insuficiente, pero sí lo hay, y por tu bien procura aprovecharlo, de lo contrario muy probablemente vuelvas a repetir el mismo patrón, bien sea en la elección de tu siguiente pareja, en tus reacciones precipitadas, inseguridades y aún más grave en transferir tu predisposición, tu prejuicio a esa nueva persona. Se práctica, aprende lo bueno y suprime lo malo, reconoce y aprovecha las ventajas que te da el conocer tus defectos para trabajar en ti y hacer una mejor versión de ti para ti, que luego quien esté en tu compañía pueda disfrutarla siendo un elemento agregado. Ten claro que en mayor o menor medida siempre tendremos defectos pero el trabajar en ellos, algunos corregirlos y otros no tanto pero controlarlos ya refleja tu reinvención.
A-van-zar… si solo fueran 3 pasos sería genial, si solo fueran 3 pasos sería aburrido; para mí la vida jamas serán 3 pasos de hecho no tengo ni idea de cuantos pasos pudieran ser, pero la idea que si tengo es que la disposición de avanzar está dentro de mí, porque sola o acompañada, bien sea por acción u omisión, es mí decisión. Al día de hoy, puede que sean muchas o pocas las personas con las que he compartido, aprendido o vivido y todas ellas en mayor o en menor medida me han aportado una referencia a seguir o una referencia a evitar, por lo cual estoy completamente agradecida porque eso es parte de lo que nos permite desarrollar y madurar nuestra humanidad.
En mi experiencia, nuestra relación comenzó cuando teníamos 20 años y a los 27 comenzamos a vivir juntos; así como mi amor por él fue creciendo (luego de 2 años de convivencia, le propuse matrimonio: no me dijo que no, pero tampoco me dijo que sí) también fue disminuyendo.
Después de mi propuesta necesité 4 años para reconocer y aceptar que ya no tenía nada que hacer en esa relación. Durante ese tiempo dormí parte de mi esencia, claro que fui feliz, pero el precio era muy alto y las condiciones en algunos casos eran frustrante y en otros me desilusionaban. Mi despertar vino cuando reconocí que a pesar de sentir amor por él, esa no era el tipo de relación que quería seguir manteniendo, por lo tanto entendí que él ya no era el amor que quería sentir.
De esta experiencia aprendí que:
- Olvidarme de mí no tiene justificación.
- Las relaciones son para sentirse libremente acompañados.
- Los intereses en común son parte de la base de la relación.
- Cuando te aman te dan el mismo amor que das o más y sin pedirlo.
Particularmente suelo vivir desde mis actos porque las palabras se reflejan en ellos. No tengo miedo al cambio, ya que lo veo como un aprendizaje y procuro hacer todo aquello que me sea posible para que resulte de la mejor manera. Mi forma de ser me permitió comprender y aceptar esa realidad y fue en ese momento cuando ejecuté un impecable giro de 180 grados para tomar la decisión de ruptura, alejarme con tranquilidad y continuar sin arrepentimientos, sin rencor y lo más importante con la mente y el corazón sanos.
¿Cuántas rupturas habrá que superar? No se sabe, ten en cuenta que es una suerte no saberlo, porque así podremos seguir viviendo con la ilusión, el deseo, las ganas de querer y ser felices, de hacer y desarrollar una mejor versión, aprender a vivir contigo misma para que el tener un compañero o compañera en tu vida sea una opción y no una necesidad. Puede que todas y todos deseemos un amor hasta ser viejecitos o que el amor dure lo que tenga que durar pero indiscutiblemente lo que todos queremos es Amor.
Sigue adelante y siéntete orgullosa.
¡Buena vida!
Eres luz Mari nunca dejes de brillar