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“Las personas dicen más por cómo se van de tu vida que por cómo llegan”

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Ayer quedé con mi amiga Anna a almorzar y entre una tostada de aguacate de 5 pavos y un café con leche de casi 3, hablamos de la nostalgia que supone despedirse, de lo complejo que es a veces entender que lo que creías que nunca iba a ocurrir, simplemente ocurre. Así como de la nada, como si no lo hubieras buscado, como si hubieras ideado toda una estrategia para no desprenderte y al final es el tiempo el que decide por ti. Yo le hablaba de una decepción y ella, que siempre acierta en sus intentos de calmarme, me dijo algo muy interesante:

“Cande, no recuerdo quien fue, pero alguien me dijo que las personas dicen más por cómo se van de tu vida que por cómo llegan” 

Mi respuesta fue contundente. Le di la razón y automáticamente salió de mi boca el temido y recurrente “no pasa nada”. Siempre me ha llamado la atención la maldita expresión, que casi me suena igual de poco convincente que otro clásico, el maravilloso “estoy bien”. 

En ese momento, en aquella cafetería pensé que mi respuesta estrella estaba “bien”, ¿no?, que “no pasaba nada” por estar ubicada en un limbo donde coexisto con la crítica sutil y el alivio intencionado, así como si el drama no fuese conmigo, como si el positivismo barato de tazas de cerámica se hubiese apoderado de mi por un momento. 

Más tarde, camino a casa mientras conducía y escuchaba  “Truca’m” de Joan Dausà (la intensidad bien, gracias) comencé a pensar en lo que significaban de verdad las palabras de Anna. Y me di cuenta de que tanto si pasaba algo como si no, tanto si estaba bien como si no, cada uno elige como puede su forma de partir. Que despedirse de una vivencia no siempre es sencillo y que es importante no elaborar en mi cabeza el escenario perfecto para una despedida agradecida y poco definitiva. Supe que aquella frase que mi amiga compartió conmigo tenía mucho de cierto, y no por guardar rencor, ni por creer que las despedidas nos retratan, sino por entender que la decepción será pasajera y que va ligada a la comprensión. Que ahora de verdad sí está bien y no pasa nada por no estar del todo bien con el inevitable abismo que supone desprenderse de algo, que ahora sí está bien y no pasa nada por sentir melancolía y darse cuenta de que nunca podré estar segura de nada, que ahora de verdad sí está bien y no pasa nada por ser consciente de que no debo romantizar el dolor, que ahora de verdad sí está bien y no pasa nada por asumir como acto de madurez y de avance personal. 

Más tarde todavía, aparqué mi coche, subí a casa, me senté en el sofá y empecé a pensar en que todavía no había escrito mi artículo de este mes para BikiniBurka. En seguida me vino a la mente Anne Carson y una cita suya con la que cada día me siento más conectada “la gran paradoja está en escribir con placer sobre algo trágico”. Así que, aquí me hallo, toda trágica, reflexiva y disfrutona escribiendo sobre lo que pasó ayer con Anna. Es curioso, las dos se llaman casi igual, y las dos me han ayudado a escribir este artículo sin ser conscientes de ello. Espero estar yo ayudándote a ti mientras me lees. 

Eso sí, también espero que vuestros momentos de revelación no vengan necesariamente acompañados de un almuerzo de casi 10 pavos.

Candela Herrero

Actriz apasionada por contar historias y un polvorín de creatividad.

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