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La ilusión del pasado

Un amor imposible. De esos que parecen sacados de una novela, donde te sumerges en el caos más hermoso y desgarrador que puedas imaginar. Un amor que todos rechazan, donde incluso la distancia deja su huella, marcando cada paso. Ese primer y único amor que se siente en cada rincón del cuerpo, que duele con cada lágrima derramada, que hiere y consume, pero aun así es imposible de olvidar. Un amor que permanece, incluso veinte años después, desafiando el tiempo, sobreviviendo a traiciones, mentiras y manipulaciones.

Por momentos, crees haberlo dejado atrás, piensas que es solo un eco del pasado. Pero cuando lo tienes frente a ti, todo se derrumba… y es como si la historia jamás hubiera terminado. Nosotras, las mujeres, amamos a ciegas, ignorando el ruido del mundo, abrazando un sentimiento que, aunque duela, nos sigue perteneciendo. ¿Por qué nos sucede esto? ¿Será que ese amor, aunque intermitente e incompleto, aunque nunca nos dio lo que merecíamos, fue el único que realmente nos marcó? Quizás éramos demasiado jóvenes, demasiado inexpertos. Nunca lo sabremos. Solo sabemos que todo jugó en contra y que, al final, no pudo ser. Quedaron las ganas suspendidas en el aire, desvaneciéndose entre lo que fue y lo que nunca será.

Pero el destino, en su extraña ironía, dejó un rastro imborrable. De ese amor nació la personita que más amas en la vida. Y ahora, cada día, sin querer, su mirada te devuelve a él. Parece un cruel chiste del universo: condenarte a recordar ese amor eterno en los ojos de quien más amas. Crees que los años sanarán la herida, pero cada vez que lo vuelves a encontrar, todo arde de nuevo, como el primer día.

¿Es amor verdadero o solo el espejismo de un sentimiento que nunca tuvo su final? ¿Qué hacer cuando, después de veinte años, un beso robado despierta todo lo que creías dormido? ¿Es un llamado a luchar por lo que el tiempo no ha podido borrar, o una trampa de la mente que se aferra a una ilusión?

Hoy son dos personas distintas, con vidas que tomaron caminos opuestos. ¿Por qué, entonces, sigue latiendo la misma locura en el pecho? Seamos fuertes. Pongamos distancia. Porque en su momento, la elección fue suya, y tú tuviste que seguir adelante, sola, con tu amor y sus frutos.

Pero… ¿y si no fue solo una ilusión? ¿Y si, en el fondo, fue siempre el amor de tu vida? 

Lauren Dufflar Puñales

Soy madre, creadora de contenido y una eterna apasionada por las artes, la moda, los libros y la naturaleza.

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