Llegué al mundo con el vientre de mi madre,
pero yo vivo en un mundo distinto.
Un mundo donde yo pongo las reglas y sé cómo manejarme.
Pero tengo que lidiar con el mundo del vientre de mi madre;
Si me llamas, no te haré caso.
Estoy entretenido en mi mundo.
Si me gritas, me esconderé debajo de la mesa.
Porque mi mundo se empieza a volver oscuro.
Si subes el volumen, me asfixio con mis pensamientos.
Molesto, estreso y enfado a las personas del vientre de mi madre porque me río
cuando me gritan y lloro cuando me hacen cosquillas.
Ser como soy implica ser distinto a los demás,
y que muchas veces sea tratado inadecuadamente.
Tengo que lidiar con insultos y quejas.
Además doy `vergüenza ajena´ si me siento feliz en mi mundo.
Algo falla en todo esto:
¿Si se ha de respetar el mundo del vientre de mi madre, por qué el mío no?
Soy un ser humano como tú,
me gusta comer, dormir y jugar.
Pero funciono de manera “diferente” fuera de mi mundo.
Tan solo has de tener empatía
porque vives rodeado de diversidad funcional.
Hoy en día, soy diferente porque soy autista.