Si de algo estamos tomando conciencia en este tiempo de pandemia, enfrentamientos políticos e injusticias interraciales, es que el mundo se desmorona y el futuro depende de la educación que le demos a los más pequeños hoy.
“El núcleo familiar es sin duda el escenario más importante e influyente en el desarrollo del niño/a como persona”
Muchos nos habremos preguntado en algún momento de nuestra vida, cuál será la mejor forma de educar a nuestros futuros hijos, pero no hay una única y verdadera respuesta a esta pregunta.
En un buen aprendizaje y en el desarrollo de una buena educación cívica, es crucial promover situaciones en las que el niño/a pueda tomar decisiones para actuar de forma respetuosa y empática. Adquiriendo de este modo competencias ciudadanas (habilidades, conocimientos y actitudes) que desemboquen en actuaciones constructivas en una sociedad democrática como la nuestra.
Es fundamental y necesario impulsar formas de relacionarse democrática, constructiva y pacíficamente. Fomentando discusiones productivas y respetuosas que enseñen al pequeño/a a escuchar al otro y dar su propia opinión teniendo en cuenta a la otra parte y siendo asertivo a la hora de llegar a acuerdos o expresar sus creencias.
Ayudarles a identificar sus emociones, reconocer y nombrar cada una de ellas, reflexionar sobre por qué se sienten así y usar el pensamiento crítico para llegar a conclusiones realistas que les permita solucionar la situación de manera civilizada y coherente con la esencia del ser persona. En este sentido, es interesante practicar formas de relajarse; considerar las consecuencias que puede tener una u otra actuación en determinadas circunstancias; valorando lo que puede provocar su actitud (perdidas o beneficios); regular su actitud de manera constructiva, preocupándose por la otra persona y siendo empático a la hora de actuar; pensar alternativas que pueden llevar a conseguir algo bueno de una situación que le ha generado malestar.
“Es importante guiar a los hijos/as de manera que construyan de forma autónoma y creativa sus propios conocimientos y actitudes”
Debemos ayudarles a entender que siempre hay un camino mejor que otro, y depende de uno mismo tomar la mejor decisión para ambas partes o, de lo contrario, escoger el enfrentamiento que no nos solucionará nada y hará brotar en nosotros sentimientos de irá, malestar, frustración… sentimientos que envenenan y apagan nuestra felicidad inundándonos de rencor y causando dolor a nuestro entorno. Siempre hay una solución, y está en nuestra mano que ésta sea beneficiosa y ambas partes ganen o que, de lo contrario, lleve a un enfrentamiento y no se consiga nada positivo.
Es importante guiar a los hijos/as de manera que construyan de forma autónoma y creativa sus propios conocimientos y actitudes, considerando las necesidades e intereses propios y de las personas que le rodean.
“Es necesario hacer un esfuerzo y dejar de lado estereotipos, micromachismos, intolerancia y resto de conductas que llevan a menospreciar a otras personas”
Tenemos que involucrarnos de forma activa en la enseñanza de valores. Somos sus modelos a seguir y como tal, debemos dar ejemplo y encaminar a los pequeños a ser buenos ciudadanos, dándoles a la vez, la autonomía y libertad necesaria para que construyan por ellos mismos la noción de quienes son. Dejando que se equivoquen en la toma de decisiones y aprendan de los errores. Se aprende de la práctica y no del discurso. Enriquecer el ambiente de oportunidades en las que puedan poner en práctica las aptitudes positivas, dándoles retroalimentación para que sigan mejorando. También podemos aprovechar situaciones que surjan espontáneamente para practicar la resolución de conflictos.
Nuestro objetivo final debe ser conseguir que el niño/a ponga en uso las competencias aprendidas hoy en un futuro no por imposición, si no de forma autónoma, porque ha identificado los beneficios de éstas en su vida, ya sea por motivación intrínseca (por que disfruta actuando así) o por motivación extrínseca (porque consigue recompensas del exterior siendo buen ciudadano).
“Impulsemos hábitos saludables de vida que ayuden a reconstruir la Tierra”
Es necesario hacer un esfuerzo y dejar de lado estereotipos, micromachismos, intolerancia y resto de conductas que llevan a menospreciar a otras personas. A la vez que inculcar el respeto, la empatía por otras personas y por nuestro mundo, por la naturaleza en sí que nos da la vida y que nosotros la estamos destruyendo por la avaricia, la comodidad, “diversión” a costa del sufrimiento de otros seres sintientes…
Apartemos de nuestros hijos/as el egoísmo y egocentrismo que venimos arrastrando desde tiempos remotos, creyéndonos los reyes del mundo, cuando verdaderamente, fuimos los últimos en aparecer y se lo debemos todo a nuestro planeta. Fomentemos el cuidado del lugar donde vivimos para que puedan crecer libres de vicios y comodidades que destruyen el planeta y también sus propias vidas. Nuestra salud física y mental depende del trato que demos a nuestro mundo y a las personas que habitan en él. Impulsemos hábitos saludables de vida que ayuden a reconstruir la Tierra. Enriquezcamos la infancia de los niños con actividades al aire libre, contacto con la naturaleza, historia, documentales sobre nuestro planeta, lectura, socialización, practicando el reciclaje, el aprovechamiento de recursos naturales, dietas equilibradas y sanas, respeto por los animales y personas, libertad de expresión…
Muchos son los que no consienten mirar a su alrededor y ver en lo que se está convirtiendo el planeta. Cada día surgen conflictos nuevos entre países, entre ciudadanos de un mismo país, contaminación y decisiones que acaban con la vida y la salud de personas y del planeta. Enseñémosles lo maravillosa que es la naturaleza, la aportación de cada ser que existe en la Tierra, de la importancia que tiene vivir de forma democrática aceptando cada opinión y cada manera de ser.
Si queremos que nuestro hijos vivan en un mundo mejor debemos orientarles para ser mejores personas, enseñándoles a valorar y apreciar las cosas verdaderamente importantes de la vida.
“Démosles las herramientas para engrandecer sus vidas y el futuro de su mundo”
No solo los padres o cuidadores son los encargados de esta labor. Todos podemos poner nuestro granito de arena para coneguir que los niños/as de nuestro entorno cercano se conviertan en buenos ciudadanos.