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He visto más libertad en la familia de Cuéntame que en el documental de las Pombo

Cuando vi la primera temporada de las Pombo, me quedé con una sensación vacía debido al poco contenido que ofrecía el documental. Eso sí, tiene un componente adictivo, ya que consigue que el espectador se quede enganchado a la pequeña pantalla pensando que, en algún momento, sucederá algo que genere más interés o “salseo”. Sin embargo, nada. Tal y como dijo Jorge Javier en su blog de Lecturas: “He visto más vida en un tanatorio que en el reality de las Pombo”.

Decidí darles una segunda oportunidad pensando que en esta nueva temporada podría encontrar algo más. Sin embargo, encuentro más apertura en la familia de Cuéntame. Esta temporada me genera cierta inquietud por la falta de sensibilidad con la que tratan algunos temas.

La obsesión por la maternidad

Si algo positivo encuentro en este reality es la visión de Lucía sobre la maternidad. La primogénita concibe la idea de ser madre tal y como es: una opción y no una obligación. En el documental, se le acusa de ser “la hippie de la casa” por no seguir los patrones dictados por su familia, que no parece tener otra ocupación más que invadirla con preguntas y presionarla sobre cuándo será madre.

¿Es necesario plantear tantas cuestiones? Lucía representa una parte más pragmática de la sociedad, ya que no podemos ignorar los últimos datos: cada vez hay más madres en la década de los 40 que en las de los 20 o 30 años. Sin ir más lejos, Sofía Mazagatos tuvo a su hija a los 49 años y Gisele Bündchen está pensando en ser madre nuevamente a sus 44. Esto tiene sentido, dado que la esperanza de vida es cada vez mayor y el estilo de vida ha cambiado radicalmente.

Sharenting

Otro de los puntos que el documental aborda es el sharenting, un acrónimo anglosajón que se refiere a compartir la paternidad en las redes sociales. En el documental, esta práctica se muestra como algo normal, exhibiendo a menores sin ser conscientes de los peligros que esto puede acarrear. Es aún más preocupante cuando se trata de perfiles públicos con miles o millones de seguidores. Eso sí, luego nos encontramos con la incongruencia de que, cuando aparecen en televisión, los rostros de los niños estén pixelados.

¿Es necesario mostrar la vida de tus hijos y vulnerar su derecho a la intimidad en las redes sociales o en un reality? ¿Acaso ese niño ha decidido ser un personaje público? No olvidemos que cada vez hay más policías y expertos advirtiendo a los padres en colegios sobre los riesgos de la exposición de menores en internet.

Bromas sobre la muerte

Otro tema que considero tratado con superficialidad son las bromas sobre la “futura muerte” de su abuela. En el documental, se da por hecho que, al ser una mujer mayor, morirá antes que ellas, como si supiéramos cuándo nos toca partir. La muerte puede llegar a los 30 o a los 100 años. ¿Es este el mensaje que quieren transmitir a sus seguidores?

Reflexión final

Considero a María una mujer con visión, y me extraña pensar que no hayan sido capaces de generar un contenido más sano o enriquecedor. Personalmente, me habría interesado conocer su trabajo como influencer desde una perspectiva que mostrara el esfuerzo y la creatividad que conlleva, así como otros valores que seguramente su familia tiene. Sin embargo, han optado por retratarse a través de su fijación por la maternidad, bromas desafortunadas sobre la muerte de su abuela y, cómo no, la tendencia a exponer la vida de unos niños que no tienen potestad para decidir si quieren mostrarse o no ante millones de personas.

Macarena Arnás

Escritora y psicografóloga. Inquieta e inconformista por naturaleza.

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