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Habéis caído en la trampa y lo llamáis libertad

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Quemar contenedores, destrozar tiendas que supongan no poder seguir pagando a los trabajadores de las mismas, destrozar un quiosco y que su dueño ya no llegue a fin de mes, romperlo todo y tener la poca vergüenza de decir que lo hacéis por nosotros, por nuestra libertad, por la libertad de todas las personas.

Abandonad ese discurso porque con la violencia sólo empeoráis la imagen de una izquierda que nada tiene que ver con vosotros, porque lo que estáis haciendo, lo que habéis hecho, siendo más o menos conscientes de ello, es caer en la gran trampa mortal que tanto bien está haciendo a los partidos de ultraderecha. 

La violencia institucional y personal existe y se ejerce diariamente, se ejerce violencia cuando se desahucia a una familia y se le obliga a seguir pagando el conjunto de deudas que arrastran,  se ejerce violencia cuando una sola persona no tiene nada para comer y cuando no le queda otra opción que la necesidad de recibir ayuda de diversas asociaciones o buscar algo que llevarse a la boca o con lo que refugiarse en un contenedor, hay violencia por parte de la policía a los ciudadanos en ocasiones porque esa chica no perdió un ojo, se lo reventaron, hay violencia cuando somos el país con la tasa de paro juvenil más alta de toda Europa, hay violencia cuando teóricamente “todos somos iguales ante la ley” y en la práctica es tu billetera la que decide las formas de juzgarte, hay violencia cuando aún existe la posibilidad de ser juzgado por una determinada manifestación artística, hay violencia cuando cualquier persona pega una paliza a otra por cualquier razón (identidad de género, orientación sexual, ideología política, etc.), hay violencia cuando al amor le intentan poner normas y fronteras, hay violencia cuando no se reconoce la existencia de un colectivo que sólo lucha por sus derechos; hay mucha violencia a nuestro alrededor que no siempre es fácil de observar, pero que ahoga y aumenta el clasismo en nuestra sociedad, no voy a negar nada de esto porque hacerlo sería negar lo evidente. 

Pero la violencia no se puede combatir con más violencia porque entonces perdemos todo derecho a criticar al otro al estar nosotros haciendo lo mismo, y sé que esto no es fácil y que determinadas situaciones sociales lo que provocan son ganas de incendiarlo todo, que si no es por las buenas es por las malas, ¿no?

Esta no es la solución para nadie, es más, la violencia con la que se intenta combatir todas las opresiones que he mencionado antes son el alimento perfecto de una derecha que años atrás tuvo las manos manchadas de sangre, la solución nunca es la violencia porque esta sólo genera más odio de todos y hacia todos. 

Decís que sois una izquierda que lucha por la libertad, decís que es por el pueblo y para el pueblo, decís que lucháis por la infinidad de cambios que hacen falta en nuestra sociedad, pero no es así, o no actualmente, tal vez en un pasado fuisteis imagen de la izquierda, pero desde que lanzasteis la primera piedra lo dejasteis de ser, y cuidado, no digo para nada que esa piedra no sea la respuesta a una anterior que recibisteis, que recibimos durante años, no hablo de buenos ni malos porque no los hay y tampoco hablo de que la solución sea quedarse con los brazos cruzados aguantando cualquier tipo de injusticia, discriminación y opresión, ¡para nada!.

¿Sabéis?, existe un estilo educativo que aplican algunos padres sobre sus hijos que se llama estilo autoritario, este se caracteriza por el establecimiento de unas normas invariables en el tiempo y elaboradas por los padres en las cuales el menor no tiene ni voz ni voto, y cuyo incumplimiento supone unos castigos desmedidos y poco razonables; no os voy a engañar, durante años este método consigue que el niño haga lo que se le pide, pero lo hace por miedo a las consecuencias de no hacerlo y sin entender las razones por las cuales lo hace, pero en cuanto este tenga las opciones de salir de esa casa lo hará siendo un adulto dependiente al no saber qué quiere o cómo vivir sin esas normas. 

Para que no pase esto, para pasar de un estilo autoritario a un estilo democrático (las normas se deciden entre padres e hijos, pudendo cambiar cualquiera de ellas en cualquier momento y existiendo una buena comunicación) el primer paso es ser conscientes de que hay una serie de normas injustas o desmedidas (este paso creo que ya lo hemos hecho todo).

¿Qué hacemos después para cambiarlas entonces? La violencia es una opción instintiva si llevas años bajo un estilo autoritario a través de la cual liberar la rabia, odio y frustración que dicho estilo ha ido provocando en ti, pero no es la solución porque entonces estás aplicando ese estilo autoritario tú sobre ellos y siendo, por tanto, igual que ellos, lo que te quita todo derecho a luego criticar sus formas o medidas. 

La solución más eficaz, aunque tal vez los resultados no se vean a corto plazo, es crear una asociación para que a nadie le falte un plato de comida si sabes que en esa zona no hay ninguna o colaborar con alguna ya existente, la solución es salir todos a las calles (cumpliendo las normas de seguridad por la situación en la que nos encontramos) y hacer, por ejemplo, una sentada en Sol demostrando que necesitamos un cambio ya y que no nos moverán de aquí (si lo intentan por las malas y si nosotros sólo hemos realizado esa sentada entonces ya podremos señalarles y juzgar sus formas), la solución es llenar tantas hojas de firmas pidiendo una medida o cambio determinado que no les quede otra opción que cumplir nuestras peticiones, la solución es que, si van a desahuciar a una familia que no llega a fin de mes, rodear el domicilio y pedir tiempo o cualquier medida que impida su desalojo, siempre sin recurrir a la violencia para que si a esa familia le quitan su hogar podamos juntarnos y alzar la voz por ellos y porque no se permita que duerman en las calle sólo porque no se ha destinado el suficiente dinero a que haya suficiente espacio en centros sociales, la solución es que ningún sobre pueda comprar la recuperación de la libertad de quien ha cometido un delito y quien debería estar entre rejas, la solución es no quedarse en casa en ningún día de elecciones y salir a votar porque ahí también cambian las cosas, la solución es que, si a un grupo de personas les molesta ver a dos hombres o dos mujeres besándose, llenar las redes y las calles defendiendo a toda persona que tenga miedo simplemente de amar.

Hay muchas opciones y maneras de actuar ante las injusticias y violencia externa, pero la respuesta por nuestra parte no puede ser la violencia nunca, pues eso supone ser como ellos.

Laura Lis Rodríguez

Psicóloga, feminista y soñadora. La inclusividad es la base del cambio.

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