Sentada observando todo y cuánto la vieja sabiduría de la madre quiso mostrarme. Aprendiendo a discernir la realidad. Atenta y dispuesta a ver las sombras que en mi acechaban. Abriendo las alas que escondidas estaban, esperando a rendirse ante ti padre y madre de mi vida.
Me arrodillaste ante ti recordándome lo que es la humildad. Recordándome que hay que rendirse y vaciarse de ego. Llenarnos de amor verdadero. Tu que tanto me muestras y me enseñas, tú que me clarificas dándome la verdad de mi misma y de mi hacia los demás.
“Gracias Pachamama por todo tu amor y sabiduría”