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Escucha a tu niña interior

niña

Mis padres, al igual que el resto de padres, hicieron bastantes cosas mal conmigo a lo largo del tiempo, y estudiar una carrera como psicología en muchas aspectos me ha ayudado a identificar algunos errores que cometieron a la hora de ser padres, pero también hay otras cosas que, consciente o inconscientemente, sí han hecho bien y que dieron lugar a ciertos rasgos que, con el paso del tiempo, he aprendido a valorar tanto en mí como en otras personas al ser consciente de que cualidades que consideraba obvias o básicas no lo son.

Os voy a explicar algunas normas basadas en mis valores que suelo intentar seguir en mi día a día:

  • Antes de entrar en el metro se deja salir.
  • Si te chocas con una persona o la empujas sin querer por la muchedumbre de gente se pide perdón mirando a la persona a los ojos.
  • Se agradece todo lo que hagan por ti, aunque sea la cosa más pequeña de todas o sea parte de su trabajo (que el trabajo de un camarero sea servirte lo que has pedido no es razón para no agradecérselo).
  • Si una persona te ayuda en lo que necesitas cuando se lo pides o te escucha siempre que necesitas hablar, no le rechaces cuando te pida algo o necesite hablar contigo, cansa mucho la unidireccionalidad en los vínculos. 
  • Tira tu mierda a las papeleras y no a las calles, que haya un barrendero cerca no hace que tenga que ir recogiendo TU BASURA.
  • Cuando pidas algo a cualquier tipo de profesional no te olvides del “por favor” y “gracias”.
  • Tanto en el ámbito estudiantil como laboral, tú eres uno más del grupo de personas en el que te encuentres, o aunque estés en un puesto laboral superior, evita los aires de superioridad y no niegues cualquier tipo de ayuda al resto; y ya no sólo porque el día de mañana puedas ser tú quien necesite ayuda, sino porque hay algo que se llama cooperación, y al final las personas somos mucho más que una calificación o un sueldo como para que eso sea lo único que nos importe.
  • Pregunta, antes de empezar a hablar de ti, a la otra persona sin que te lo pida si necesita algo o cómo está, a todos nos gusta ser escuchados y ni tú ni tus problemas sois el centro del universo.
  • Cuando una persona te cuenta una dificultad para llevar a cabo o lograr algo no sirve de nada un “tendrás que dedicarle más horas” o “eso es que no te esfuerzas lo suficiente”, comprende el contexto en el que se encuentra la otra persona y si puedes piensa otras opciones para ayudarle.
  • Etc.

Estas normas son mías, pero si te gustan son todas tuyas para que las lleves a la práctica. Todas están basadas en un mínimo de respeto, de empatía, de amor y comprensión por los demás; no estoy hablando para nada de llevarse bien o mal con esta o aquella persona, estoy hablando de ser capaces de frenar, de parar vuestros ritmos tan ajetreados de vida y recordar que sois personas sociales y, por tanto, estaría guay que empecéis  a tratar a los demás como os gustaría que os trataran a vosotros.

Molaría poner de moda la empatía, y ya sé que toda esta situación de la pandemia obviamente está siendo, en mayor o menor medida, muy complicada de gestionar y llevar debido a todas las dificultades sociales, personales y psicológicas que supone y supondrá, pero por eso mismo creo que habría que recordar que ninguno de nosotros somos el centro del universo, y que tal vez la persona de nuestra derecha esté teniendo un día de mierda como para no recibir un “gracias”, “perdón” o “por favor”.

De pequeña creía que estas cosas las hacía todo el mundo, pero con los años me di cuenta de la gran suerte que tenía de ser diferente a gran parte de las personas que veo en mi día a día, y tampoco quiero ponerme modo fatalista, sé que hay muchas personas que llevan a la práctica este tipo de normas a la hora de ser de un modo determinado, pero yo en esta ocasión me refiero a las otras.

Y es cierto, tampoco os voy a engañar, a veces los villanos ganan, a veces ser una “ejecutiv@ agresiva” con un alto nivel de productividad o es@ estudiante que le lame el culo a medio profesorado sin ofrecer ningún tipo de ayuda y/o atención al resto de estudiantes que le rodean puede conseguir un ascenso laboral por parte de su jefe o unas calificaciones excelentes más allá del esfuerzo que haya realizado. 

Pero, como ya he dicho, somos más que un puesto laboral con un determinado sueldo o que una calificación, somos personas, y al final lo que el resto recordará de nosotros son los niveles que tengamos en valores como la empatía, la bondad, la comprensión, la tolerancia, entre tantos otros.

¿Qué tipo de persona quieres ser?

Sé quien tú quieras, no soy yo quien para decirte que seas así o asá, es una decisión que sólo tú puedes y debes tomar. 

Pero, por favor, esfuérzate por lograr que el niño o la niña que eras hace años se sienta orgullosa de la personas que eres hoy en día, eso debería ser lo más importante de todo y, junto a ser felices, nuestro principal objetivo a conseguir. 

Nos vemos pronto, gracias por no ser una persona más del montón, o al menos, no del montón malo y aburrido. 

Laura Lis Rodríguez

Psicóloga, feminista y soñadora. La inclusividad es la base del cambio.

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