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Déjame suelta, quiéreme libre

Existe una tendencia que debería estar totalmente erradicada, sin embargo, sigue apuntando al sexo femenino con sables retrógrados hacia la mujer que decide vivir al margen de toda imposición sociocultural relacionada con la era de las cavernas.

En este asunto de la fémina emancipada, se suele juzgar deliberadamente sin tener en cuenta que todo lo que se critica con severidad, eventualmente puede ocurrir en primera persona. Nadie está exento de nada.

Se dictan sentencias desde verdades absolutas que no existen y, sobre todo, se habla demasiado. Estamos rodeados de un exceso de verborrea arraigada en el cotilleo por deportividad, sin ningún interés en contrastar, indagar, interesarse por los demás, por sus versiones, sus sensaciones, sus verdades y convicciones. Es más fácil crucificar sin fundamento con las pinceladas folclóricas que tanto nos caracterizan, fustigando conductas desde una superioridad irreal.

Es inconcebible que en el S.XXI sigamos siendo juzgadas a través de varas de medir endebles, incapaces de sostenerse en estos tiempos donde paradójicamente el machismo continúa impulsándose sobre arenas movedizas.

Suelta.

Libre.

Desenfrenada.

Atrevida.

Emancipada.

Pero nunca a la fuerza. Nunca como objetos de diversión o como intercambio de apuestas. No somos ganado, ni casinos, ni juguetes. Somos mujeres de este siglo donde ser libres no guarda ninguna relación con ser baratas, fáciles o inferiores. Y mucho menos supone una invitación o un pasaporte gratis para drogarnos en contra de nuestra voluntad.

Las comúnmente conocidas X y Y, son generaciones injustamente castigadas en términos de permisividad a la hora de liderar sus vidas con el grado de independencia que ellas quieren darle. En paralelo, a las nuevas promociones femeninas no se les señala con adjetivos despectivos cuando deciden ir literalmente por libre. Al margen de este debate, lo verdaderamente grave es que ninguna estamos exentas de ser víctimas del envenenamiento masculino premeditado y soez, para después tacharnos de sueltas.

El compromiso deberíamos asumirlo en bloque como sociedad, buscando estrategias de protección vinculadas con sinergias para construir puentes inquebrantables entre las brechas de la desinformación y la ignorancia, entendiendo que estos asaltos apenas llegan a los juzgados y las estadísticas oficiales son prácticamente inexistentes porque este tipo de drogas desaparecen rápidamente del organismo y por consiguiente, son difíciles de detectar en análisis clínicos para posteriormente poder denunciar al agresor. 

Bajo los efectos de la escopolamina o drogas similares, la víctima hace lo que se le ordena sin cuestionarse absolutamente nada, envuelta en la pasividad de los efectos de la sustancia que en dosis no controladas podría conducir a la muerte. De este modo, el verdugo parece no ser consciente de que, sin quererlo, podría convertirse en asesino. 

En estos casos de violencia extrema, la empatía social no debería reducirse al otorgamiento del beneficio de la duda envuelto en papel celofán, sino a reconocer contundentemente que en situaciones de total vulnerabilidad donde no existe ninguna posibilidad de elección, la mujer es una víctima irrefutable a quien le roban todas sus capacidades y opciones. Es un hurto a sus sentidos, a su voluntad, a su cuerpo. Una invasión amoral desde un retorcimiento cobarde envuelto en maldad. 

Esta realidad que nos azota está impecablemente plasmada en “Suelta”, el cortometraje protagonizado magistralmente por Olivia Baglivi, que ha supuesto todo un descubrimiento. Un talento sublime digno de admiración. Olivia es una gran revelación con una trayectoria que seguirá cosechando grandes éxitos. En esta ocasión, está acompañada por un elenco de lujo que deja al espectador literalmente enmudecido.

“Suelta” se podrá ver a través de Movistar a partir del 1 de julio: Producción “La Maldita” Distribuidora Selected Film Distribution. Guión: José Manuel Carrasco y Javier Pereira. Dirección: Javier Pereira.

Aclaratoria: Esta no es una crítica de cine; eso es menester de los expertos. Es simplemente una reflexión personal después de haber visto el corto, que recomiendo con tanta pasión como su contenido y, sobre todo, la interpretación de Baglivi, que me ha impulsado a escribir.

Marie-Claire

CEO de su empresa y de su vida. Apasionada de la lectura y la escritura.

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