¿Cuál es tu máscara?

Y aquí andamos con la boca cerrada para que no entren moscas, nos han puesto el bozal, un bozal físico que antes llevábamos imaginario, porque ahora es un virus, pero antes era la humanidad, la poca HUMANIDAD.

Sí quizás esta pandemia iba de mirarnos hacia dentro pero seguimos hacia fuera, fuera de todo, fuera de ti, de mí, de vosotros… ¿qué si creo?, ¿en qué?, ¿príncipes azules?, ¿verdes?, ¿amarillos? No lo sé. Ahora solo veo gente a mi alrededor con todo tipo de bozales, quirúrgicos, modernos, de colores, de diseño, pero realmente ya estábamos así antes de todo esto, solo que ahora hay algo que le da forma, mascarilla: MÁSCARA, justo el significado de persona, seguimos llevando una máscara que nos tapa, que nos calla, que no nos deja ser nosotros mismos, que seguimos callando todo aquello que realmente importa, así que si voy por la calle y observo miradas… miradas igual de vacías que antes… antes  de ti, antes de mí, antes de nosotros, antes de enfermar.

Creo que un día mi corazón no podrá más y se volverá loco, loco de esperar, loco de sentir que no siente, loco de intentar…pero aquí sigue latiendo, a su ritmo, sólo, único, dulce, intenso, bonito, próximo, cauteloso, tierno, dolido, cansado, buscando sin encontrar. Sí, ahora yo también llevo una máscara, todos la llevamos, una que se ve, se vive y se siente… y, ¿llegará? Llegará ese día en el que conseguiré poner mi cabeza en tu pecho y, ¿podré escuchar tus latidos? Esos que nublan la mente y entiende de emociones, esas emociones que nos hacen tan humanos, esas con las que venimos al mundo sin murallas en el alma, de esas de verdad que cuando ríes, ríes a carcajadas. Esas que cuando gritas lo haces a pleno pulmón, sin que importe lugar, ni momento, ni personas. Esas en las que saltas aunque te caigas, que bailas por la calle y la gente mira.

Sí y qué, de esas que si cantas al final no llueve, de esas que si sientes algo lo dices y pasa justo lo que quieres que pase. De esas que cuando miras, o tocas, dejas que te sorprendan, de esas noches llenas de tu primer baile, tu primer beso, tu primer revolcón. De esas que te llevan a ese viaje sin planear y al final resulta el mejor plan de todos. De esas que sales corriendo porque sí, porque quieres, porque te gusta y no importa donde vayas. De esas emociones que cuando pides nadie piensa nada raro y en cambio es raro cuando no lo haces. De esas que cuando vuelas lo haces muy alto, cuando hueles lo notas hasta en el último rincón de tu cuerpo. De esas que te hacen soñar despierto.

¿Cómo volver a la cordura con la involución humana que nos acecha? Quizás, no sé, llamadme atrevida, insolente, loca, ilusa, poco realista, incapaz de ver una realidad que no me gusta, pero quizás, sólo quizás, deba seguir escribiendo de estas cosas como lo hago, desde el único motor que mueve mi mundo… mi corazón. Y quizás, tal vez y a lo mejor, consiga un ejército de bonitos, grandes y rojos corazones que me sigan y hagan iluminar a mi lado toda esta oscuridad…. ¿Me acompañas?