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¿Cómo eliminar las relaciones tóxicas de un entorno familiar?

Fuente: Miss Muslim

Cada vez más leemos en muchas cuentas estilo Mr. Wonderful o en cuentas que fomentan la salud mental y su correcto cuidado y desarrollo, frases o procesos a seguir para evitar cualquier tipo de relación tóxica o eliminar la toxicidad que puedan tener ciertos vínculos que mantenemos en nuestras vidas. Aunque en muchas ocasiones hacen referencia a relaciones externas como amistades o relaciones sentimentales, pero, ¿qué pasa si la relación tóxica que nos está dañando a nivel mental, y con ello a nivel físico y emocional, es con un familiar como nuestros padres, hermanos, tíos, etc?

En estos casos todo se vuelve más complicado por la cercanía de la relación, pero en ningún caso la solución es aceptar la situación ya que eso sólo nos acabará llevando a un extremo en el cual nuestra salud mental se puede ver gravemente afectada; antes de llegar a ese punto es necesario aprender a colocar nuestros propios límites y no olvidar en ningún momento que nuestra vida es sólo nuestra, por lo que sólo nosotros decidimos cómo vivirla.

“Que nos quieran bien, querer mucho y mal lo hace cualquiera”

Antes de nada, es importante ser conscientes en todo momento que ningún miembro de nuestra familia puede atentar contra nuestra estabilidad mental, física y emocional por mucha cercanía que exista. Debemos establecer ciertos límites y nadie tiene derecho a romperlos, es más, el objetivo en las relaciones más cercanas que tengamos en nuestra vida no debería ser que nos quieran mucho, sino que nos quieran bien, querer mucho y mal lo hace cualquiera.

Eliminar la toxicidad que exista en cierta relación con algún familiar es difícil, pero no imposible; para ello es necesario comprender la historia de esa persona, sus relaciones con otras personas, sus características y, sobre todo, la parte más complicada, es necesario dejar el rencor y el odio de lado. Esto último no es nada fácil y debido a la dificultad que conlleva debemos ser conscientes de si esa persona también está por la labor de firmar el tratado de paz, es decir, debemos y merecemos recibir cierto feedback. No podemos hacer todo esto si en la otra persona no se produce ningún cambio, así como que la sinceridad fluya desde ambas partes y poder así establecer una relación más sana.

“La manera en que recibimos y la intensidad con la cual nos afectan las conductas de ese “familiar””

Al comienzo debe llevarse a cabo de manera consciente, es decir, debemos escuchar y escucharnos mucho, saber qué cosas nos molestan o duelen e informar de ello comprobando si la otra persona está dispuesta a llevar ese proceso consciente de cambio. Es cuestión de tiempo que este proceso se de automáticamente al haber establecido unos pilares de respeto, empatía y comprensión que hacen que la relación nos aporte la riqueza personal y el amor que todo vínculo nos debería ofrecer. Pero, ¿y si pasa el tiempo y ese miembro de nuestra familia no cambia? Entonces es mucho más difícil y hace falta ser valientes y aprender a soltar, si se puede a veces la clave está en poner distancia por medio, por nuestra propia salud y, a su vez y en muchas ocasiones, por el bien de la relación.

La distancia física yo diría que en algunos casos es la más conveniente, pero sino es posible hay que cambiar la dirección de nuestros esfuerzos de intentar cambiar la relación a la manera en que reaccionamos al comportamiento de la persona, es decir, no podemos controlar lo que una persona haga o deje de hacer o decir, pero sí podemos aprender,  poco a poco y con el apoyo externo de las personas que de verdad forman parte de nuestra familia tengan o no nuestra misma sangre. La manera en que recibimos y la intensidad con la cual nos afectan las conductas de ese “familiar”.

Una herramienta muy eficaz a lo largo del proceso es no olvidar en ningún momento que no es nuestro deber trabajar con los problemas, preocupaciones y expectativas de otros y mucho menos, cambiarlos.

“Rodearte sólo de aquellas personas que te enriquecen y que te hacen conocer cada día a tu mejor versión”

Si crees que esta es la única solución, adelante, no tengas miedo, hay veces en que lo mejor que podemos hacer es soltar aquello que duele; agarrar una cuerda que empieza a arder o intentar sólo una de las partes. Mantener una relación de dos a la larga acaba doliendo más, así que hazlo si crees que esa es la única solución viable, salta, déjalo ir.

Recuerda, no es la sangre, sino el respeto, el apoyo, la confianza, el compromiso y el amor lo que te hace familia de un grupo de personas, sino existen esos componentes y no existe intención por ambas partes de que existan, lo mejor que puedes hacer es dejar que se vaya, soltar aquello duele, aquello que no aporta y rodearte sólo de aquellas personas que te enriquecen y que te hacen conocer cada día a tu mejor versión.

Laura Lis Rodríguez

Psicóloga, feminista y soñadora. La inclusividad es la base del cambio.

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