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Capítulo 04. Aprendiendo a amar con Erich Fromm

Fuente: La piedra de Sísifo

Libro “El arte de amar” de Erich Fromm, versión reducida, comprometida y vivenciada, realizada por Natalia Pedrajas Sanz.

El amor infantil sigue el principio: «Amo porque me aman». 

El amor maduro obedece al principio: «Me aman porque amo». 

El amor inmaduro dice: «Te amo porque te necesito». 

El amor maduro dice: «Te necesito porque te amo».

El amor condicional existe cuando se nos ama por los propios méritos, porque uno se lo merece, y siempre crea dudas, ¿lo estaré haciendo bien? Cuando se termina nos deja un amargo sentimiento de no ser amado por lo que somos, de que solo se nos ama cuando somos complacientes, de que, en último análisis, no se nos ama, sino que se nos usa. No es extraño, entonces, que todos nos aferramos al anhelo de amor incondicional, el materno, cuando también somos adultos.

El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo en su totalidad.

Si una persona ama solo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica como describí anteriormente, o un egotismo ampliado. El egotista, que no egoísta, tiene la tendencia a supervalorar, de un modo bastante obvio, las propias acciones, cualidades, posesiones o progresos, es como el narcisismo, un excesivo amor a sí mismo, pero en cualidades no tan físicas. Puede que estas personas, no comprendan que el amor es una actividad, un poder del alma, y creen que lo único necesario es encontrar la persona adecuada y poder fluir con ella, como si de algo mágico se tratara. 

Si te digo que te amo realmente, es que amo a todas las personas, amo al mundo, amo la vida, a través de ti amo al mundo, en ti me amo también a mí mismo.

“El amor solo comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamos para nuestros fines personales”

Comenzaré a explicar diversos tipos de amor, que dependen de a quién amamos:

  1. En primer lugar, está el amor fraternal, donde se exalta el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento, ese deseo de promover su vida, un amor dedicado al desvalido, al pobre y al desconocido.
  2. En segundo lugar, está el amor materno, incondicional de la vida del niño y sus necesidades, con los pilares del cuidado y la responsabilidad como base. En este amor se inculca en el niño el amor a la vida, la dulzura de la vida y la felicidad de estar vivo. Con el paso del tiempo, la madre debe no solo tolerar, sino también desear y alentar la separación del niño. Solo en esa etapa el amor materno se convierte en una tarea sumamente difícil, que requiere generosidad y capacidad de dar todo sin desear nada salvo la felicidad del ser amado.
  3. Quiero llamar la atención sobre el amor paternal, donde el hombre necesita también sentirse creador, y la forma más natural de alcanzarlo y también la más fácil de lograr, es el amor y el cuidado de la madre por su creación.
  4. En contraste con estos tipos de amor está el amor erótico: el anhelo de fusión completa, de unión con una única persona. Por su propia naturaleza, es exclusivo y no universal; es también, quizá, la forma de amor más engañosa que existe. En este amor, la intimidad se establece principalmente a través del contacto sexual y la unión exclusiva y física, significa superar la separatidad (superar no estar solo). El deseo sexual puede ser estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o de ser conquistado. Como la mayoría de las personas unen el deseo sexual a la idea del amor, con facilidad incurren en el error de creer que se ama cuando se desea físicamente. 

Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, si el amor erótico no es a la vez fraterno, jamás conduce a la unión salvo en un sentido orgiástico y transitorio.

El amor erótico es exclusivo, pero ama en la otra persona a toda la humanidad, a todo lo que vive, es decir, hay un amor fraterno profundo. Es exclusivo sólo en el sentido de que puede fundirme eróticamente, plena e intensamente con una sola persona, y que puedo a su vez, alcanzar un compromiso total en todos los aspectos de mi vida. El amor erótico, si es amor, tiene una premisa: amar desde la esencia del ser, y vivenciar a la otra persona en la esencia de su ser.

El amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada, por el contrario, la felicidad sexual, y aun el conocimiento de la llamada técnica sexual, es el resultado del amor. 

Reparemos un momento en definir el carácter masculino y femenino. El primero posee las cualidades de penetración, conducción, actividad, disciplina y aventura; y el segundo las cualidades de receptividad productiva, protección, realismo, resistencia y maternalidad. Si los rasgos masculinos están debilitados en un hombre, es muy frecuente que trate de compensar esa falta acentuando su papel masculino en el sexo. Si es en cambio la mujer quien carece de ese carácter, ella se vinculará a través del masoquismo o la posesividad.

El deseo sexual es una manifestación de la necesidad de amor y de unión, y no al revés.

“El amor debe ser esencialmente un acto de la voluntad, de decisión de dedicar toda nuestra vida a la de la otra persona”

Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso, que comienza y puede irse, es una decisión, es una promesa. Si el amor no fuera más que un sentimiento, no existirían bases para la promesa de amarse eternamente. 

Otro tipo de amor es el amor a sí mismo, inseparablemente ligado al amor a cualquier otro ser. En todo individuo capaz de amar a los demás se encontrará una actitud de amor a sí mismo. Si sólo ama a los demás, no puede amar en absoluto.

El amor genuino constituye una expresión de la productividad, y entraña cuidado, respeto, responsabilidad y conocimiento. Se trata de un esforzarse activo y arraigado en la propia capacidad de amar, que tiende al crecimiento y la felicidad de la persona amada.

“El individuo egoísta es básicamente incapaz de amar”

La persona egoísta solo se interesa por sí misma, desea todo para sí misma, no siente placer en dar, sino únicamente en tomar. Considera a las personas desde el punto de vista de lo que puede obtener de ellas; carece de interés en las necesidades ajenas. Juzga a todos según su utilidad para lograr su objetivo, cualquiera que éste sea. El egoísmo y el amor a sí mismo, lejos de ser idénticos, son realmente opuestos. El individuo egoísta es básicamente incapaz de amar, no se ama así mismo demasiado, sino muy poco; en realidad, se odia. Parece preocuparse demasiado por sí mismo, pero, en realidad, solo realiza un fracasado intento de disimular y compensar su incapacidad de quererse tal y como es. Estas personas, no pueden amarse a sí mismas tal y como son, con sus virtudes y sus defectos, y continuamente quieren un cambio, una mejor expresión de sí mismos. Como no se aceptan a ellos, por tanto no aceptan a los demás. 

Si te amas a ti mismo, amas a todos los demás como a ti mismo. Mientras ames a otra persona menos que a ti mismo, no lograrás realmente amarte, si la amas más que a ti mismo, tampoco.

Natalia Pedrajas

Deportista, psicóloga y empresaria social, defensora de la mujer y la sostenibilidad.

2 Comentarios
  1. Hell O,
    ¿Podrías explicar las cualidades de los caracteres masculino y femenino? Gracias 😊
    Me resulta contradictoria una parte: si consideramos al amor una decisión o promesa sobre un sentimiento que comienza y puede irse, ¿por qué dotarlo de eternidad?. Entiendo que nos referiamos a dar continuidad al acto de voluntad, pero si se apoya en un sentimiento temporal no cabría esa forma ¿no?. Tal vez me suene mejor que esa voluntad estará SIEMPRE que exista el sentimiento, lo que no quita que pueda durar hasta la muerte ☺

  2. Hola Nelo, gracias por tu comentario. Sin duda has reflexionado sobre el tema y eso es lo más importante. Tu percepción sobre el asunto es tuya, tú vivencia es tuya, y tú aprendizaje es tuyo.

    Nuestras creencias, valores y vivencias hacen que pongamos unos pilares en nuestra vida, como una guía que marca los pasos. Si esas creencias y pilares te ayudan, adelante, si te hacen bien adelante, si en algún momento te hacen daño, entonces es importante revisarlas.

    Te mando un abrazo y escríbeme siempre que lo necesites.

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