Respirar en la textura
De azulejos tan azules como el cielo despejado de una tarde dulce
Néctar que se esconde en las lenguas colgando
Calor que me envuelve
A través de los cristales
Aspiro profundamente intentando desatarme de esta ciénaga que detiene mi paso
Y me hundo en el lamento que se pierde en el llanto.
De nada sirve liberarse
Si las cadenas no se arrastran
Se llevan por dentro
Invisibles
Alma que decae en sonidos imperceptibles.