Ahora que todo es mentira, que todo está manipulado, retocado, modificado, ‘photoshopeado’… En resumidas cuentas, camuflado de mentiras o medias verdades, ahora es cuando más se debe valorar la autenticidad.
Ahora, más que nunca, nos rodeamos de noticias fake, de fotos editadas, de mensajes disfrazados de altruismo y que ocultan intereses comerciales. De ofertas profesionales que venden interés en potenciar tu talento y que solo buscan nutrirse de él, pero sin apostar por el ahora famoso win-win. De relaciones de pareja que muestran su parte más posteable en redes sociales, pero ocultan sus grandes diferencias en valores o el propio vacío de su relación.
Y sí, no abunda lo real, y para más inri, ahora debemos saber aprovechar al máximo el tiempo, porque tenemos poco libre para relacionarnos, compartir horas y amarnos.No sé tú, pero yo valoro, ahora más que nunca, todo aquello que está hecho con ganas, con coraje y corazón. A las personas que no se dedican más parte de su tiempo a presentarse a través de vídeos preparados, frases aprendidas y fotos mejoradas con un chute de filtros. Sino aquellas que, aunque tengan tiempo de presentarse por estas vías, donde verdaderamente invierten tiempo sea cuando tienen delante a otra persona.
Vale oro, ahora más que nunca, compartir una risa de esas que te tocan por dentro y te hace vibrar el alma. Esas confidencias que os hacen sentir cómplices y que, dentro del caos, te hacen sentir que en ese momento lo demás no es tan importante. Disfrutar del gusto de cantar una canción a todo pulmón sin miedo a juicios, ni siquiera cuando haces confesiones de las mayores debilidades que tienes escondidas en lo más fondo de tu ser.
Ahora, más que nunca, valoramos menos apariencias y más verdades como puños.