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7 anécdotas al volante: “mujer tenías que ser”

volante
Fuente: Matthew Henry/ Unsplash Analista foto @tomnguyen_

Desde los 22 años tengo carnet de conducir y siempre he tenido coche. Recuerdo la primera vez al volante, la emoción y ganas de conducir, después de aprobar me fui con unas amigas a celebrarlo. Al volver a casa tenía que pasar por una calle estrecha y de doble sentido, giré en el cruce y de frente muy deprisa venía el camión de la basura, empezó a pitar dando las luces largas, no tenía intención de parar, mis amigas gritaban: “marcha atrás, marcha atrás, que nos pasa por encima” .

Puse  la marcha atrás, solté el embrague y aceleré a tope, por supuesto acabé contra un coche, no fue grave, pero sí el primer susto al volante. No siempre han sido anécdotas de accidentes, otras veces, me han pillado cometiendo alguna infracción y siempre intento camelarme al guardia, en ocasiones me ha funcionado.

Un día llevaba a mi sobrino al cole, salí en zapatillas, casi en pijama, con el coche de otra persona, justo en una glorieta los guardias. Conducía deprisa y me salte el límite de velocidad, así que, me pararon, antes de que el guardia pudiese hablar, ya empecé con el teatrillo:

-Buenos días agente, venía rápido llevo al niño al colegio, todos los días igual, me pierde la guagua, tengo que salir en pijama, mire si voy hasta en zapatillas.

-Me enseña el carnet, por favor- decía el guardia –

A mí me dio la risa y mi sobrino no sabía si reír o llorar.

-Vamos a ver señor guardia acabo de decirle que voy en pijama, donde meto el carnet.

-El coche es suyo, enseñeme la documentación – insistía el guardia-

-No tengo el carnet encima, no tengo papeles del coche, me lo han dejado, ya le dicho que  el niño me pierde la guagua del colegio y me tiene harta, ¿usted tiene hijos adolescentes? Una locura ya se lo digo, o me siguen o me voy, porque el niño  no puede llegar tarde, me lo expulsan y no lo aguanto en casa, prefiero que me detengan, si no desean nada más, pasen buen día. -metí primera, miré por el  retrovisor, los guardias me dieron pasó, y mi sobrino llegó puntual al colegio-.

Otro día me quedé tirada en la M30, circulaba por el carril central cuando el coche de delante dio un giro brusco, otro vehículo había perdido el tubo de escape y venía dando tumbos por mi carril. Esquive un coche y me fui a la izquierda, pero no pude evitar que el tubo de escape se clavara en mi motor, se atravesó por debajo y quedó enganchado  en la caja de cambios. En punto muerto pude parar a la izquierda, los coches no paraban de pasar y pasar muy rápido, entonces no había límite a 90km, me salí a la mediana, alejada, nadie paraba…

Llamé al 112, explicándoles dónde estaba, que mandaran una grúa, me costó hacer entender a la operadora que un tubo de escape se me había clavado en la caja de cambios:

-Ha perdido el tubo de escape y ha provocado un accidente, ¿señora hay heridos? Dígame su posición- decía la operadora-

-El tubo de escape no es mío, lo ha perdido otro coche, estoy en la M30 – decía yo-

-¿Hay más coches implicados o hay gente herida? Dígame el punto kilométrico -insistía la operadora-

-Estoy en la M30, dirección Burgos, mande a alguien por favor, no puedo retirar el vehículo de la calzada, señorita mire las cámaras, ¿cuántos coches blancos ve usted parados en el arcén izquierdo en este momento? Pues ya sabe dónde estoy, mande ayuda y déjese de tanta pregunta- dije toda indignada-

Estaba esperando la ayuda cuando, de repente, no pasaban coches, ni uno, solo a lo lejos un guardia en moto y un coche patrulla con las luces y sirenas encendidas venían hacia mí, los nervios no me dejaban ver con claridad. El guardia en moto agitaba la mano de un lado a otro y gritaba: “mueva el coche, mueva el coche”.

Lo que faltaba, pensé, ahora cortan la M30  porque va a pasar el presidente con todo su séquito, yo aquí en el arcén, como una gilipollas, tendré que saludar. El guardia llegó a mi altura, se bajó de la moto y comenzó a gritarme : “Retire el coche, no podemos tener más tiempo esto cortado, quiere mover el coche”.

-A ver si ahora porque venga el presidente voy hacer magia, no puedo moverlo, está atascado -decía yo-

-Qué presidente ni que hostias, nos han llamado del 112, tenemos parado el tráfico para que usted quite su  coche de la vía- seguía gritando el guardia-

-Entonces todo esto, es por mí, muchas gracias, no me lo esperaba, pero el coche no se mueve- insistía yo-

Al final el guardia empujando el coche me ayudó a llevarlo al arcén derecho, una vez retirado, la circulación volvió a su cauce, tuve suerte, al final entre los guardias tirando y otros  levantando el coche, consiguieron sacar el tubo escape. Las marchas funcionaban, no había afectado a nada del motor.

Es cierto que hace 20 años la circulación y las normas eran otras, había más libertad y más cabeza, nunca provoqué un accidente por haber bebido, solo he soplado 2 veces en 27 años y ambas di 0,0.mg.

En otra ocasión me pararon en una carretera limitada a 50km, conducía rápido, llegaba tarde como siempre, había tráfico lento y me puse a adelantar un camión, justo delante la guardia civil. No tardaron en sacar la mano e indicar que parase, puse las luces de emergencia, paré el coche y cuando se acercó el guardia, toda nerviosa le dije:

-No ha visto usted el camión, llevaba la puerta trasera abierta, un peligro señor agente, he tenido que adelantarlo para avisar al conductor, pero me han parado y ahora el camión continúa con la puerta dando tumbos, un peligro- repetía yo-

Los agentes se miraron, me dieron las gracias y se montaron en el coche encendiendo las luces y fueron en busca del camión. Por supuesto, el camión no tenía ninguna puerta abierta.

Me llegan a mi mente, ocasiones infinitas en las que por una cosa u otra, me he librado de la multa, también vienen a mi mente las veces que me han multado y os aseguro, son muchas, eso sí, tengo todos los puntos, mis multas son infracciones leves, nunca me pillaron cuando cometía  las graves.

Recuerdo un día llevando a mi padre al Hospital San Carlos de Madrid, aquello a las ocho de la mañana es peor que una caravana de puente, no hay sitio para aparcar, no hay espacio para doble fila y tampoco puedes parar a esperar, tienes que dar vueltas hasta que tengas suerte. Dejé a mi padre en la puerta y seguí buscando, pero ni en los parking había plaza, era un día horrible, estaba cabreada con prisa y sin poder bajar del coche. Veo delante un hueco, cuando voy aparcar no puedo porque justo había parado un coche en paralelo y no podía maniobrar y eso que había puesto el intermitente, !y no me ve!  Me bajo educadamente, me dirijo al conductor:

-Le importaría mover el coche, tengo que aparcar y usted no me deja.

El hombre empezó a gritar:

– Llevo una persona al médico y tengo derecho a parar donde quiera.

-No te jode -contesté muy educada- los demás estamos aquí de after.

La cosa se calentó, todos gritaban, el del coche, los de los otros coches, los gorrillas, menuda se formó. Llegaron los municipales y fueron del tirón a por mí, era la que más gritaba, el agente de forma poco ortodoxa, también me gritaba para que moviera el coche, no me dejaba hablar, yo le insistía que mi coche no era el que la estaba liando sino el otro. Nada ni caso, ni me escuchaba, me pedía la documentación, llegó a decirme:

-Mujer tenía que ser, y además está usted muy nerviosa, cálmese.

-Que me calme,  que me calme, usted es tonto, pero tonto, no se da cuenta que la víctima soy yo.

-Me ha llamado tonto, puedo detenerla por desorden público, deme la documentación y apártese del coche- prosiguió el agente- 

Mientras mi padre, intuyó por las voces que era su hija quién berreaba y comenzó a subir hacia el tumulto, al verle fui corriendo a buscarlo, dejando el coche en medio de la calle, abierto y hasta con la radio encendida.

La voy a detener, vuelva -gritaba el agente-

Yo seguía corriendo y mirando al municipal le grité: “Los papeles en la guantera, voy a por mi padre, cójalos si quiere”

Al momento llegué con mi padre, el agente estaba fuera de sí, en serio, empeñado en arrestarme, además de ponerme las multas correspondientes.

Mi padre casi llorando pedía que no me detuviera, daba mucha pena oírle, le decía al guardia lo buena hija que era, había dejado el trabajo para  cuidarle, y un montón de cosas tristes. Todo mentira, pero funcionó, al final no hubo ni multa, ni arresto. Mi padre había conseguido librarme, no sin antes pedirme mientras subíamos al coche que me disculpara y pidiera perdón al municipal y así lo hice:

-Señor agente siento mucho que usted sea tan tonto, muchas gracias por escuchar a mi padre.

Metí primera y me fui echando leches, creo que, aún está el agente pensando en mi disculpa. Mis anécdotas son muchas, variadas y ciertas, tengo testigos que “dan fe”.

Otro día circulando por el centro de Madrid, estaba de compras con mi cuñada, paradas en un semáforo un coche de bomberos venía por detrás con todas las luces y sirenas puestas, los coches de delante no podían moverse. Yo era la última de la fila y los bomberos me arremetían para dejarles pasar, era imposible hacerles hueco, justo a mi derecha había un vado. Hice unas maniobras y abrí paso a los bomberos, circulando por la acera unos 500m. Con los bomberos detrás, impresionante, como en las películas, los peatones se retiraban corriendo, menos mal era una acera ancha y sin terrazas. En cuanto pude me incorporé a la calzada y los bomberos pudieron seguir su camino, me temblaba todo y nos entró una risa tonta de los nervios, mi cuñada siempre lo recuerda cuando nos vemos.

“Muchos despistes míos también han provocado situaciones graciosas”

Con una amiga un día, nos dirigíamos a una entrevista de trabajo, estábamos muy monas, y emocionadas, al salir de su calle un semáforo en rojo me hizo parar, a mi derecha un coche de municipales me indicaba que bajase la ventanilla:

-Y estos ahora que quieren- dije mirando a mi amiga-

-Estamos monísimas y quieren ligar- decía ella riendo-

-Baje la ventanilla -nos dice el guardia-

-Dirigiéndome a los guardias les dije: “quieren ligar, no tenemos tiempo”

 -Señora, no ha visto el semáforo, se lo ha saltado en rojo- decía el guardia-

-Pero que me está contando si estaba parada cuando han llegado a mi altura- decía yo-

-Señora, se ha saltado el anterior el del cruce- aclaró el guardia-

-Llevo toda la vida viniendo a por mi amiga a su casa y no me he saltado nada, porque no hay semáforo- le decía yo muy convencida-

A todo esto mi amiga no paraba de hablar: “no se ha dado cuenta, no la multe, veníamos hablando, vamos a una entrevista de trabajo, estamos en paro y separadas…”. Mi amiga le contó nuestra vida al agente, en un par de minutos, mientras yo discutía con el otro lo del semáforo.

-Osea ,que lleva toda la vida saltándose el semáforo del cruce, si nunca lo ha visto- decía el guardia-

En ese momento me di cuenta que el agente tenía razón, había un semáforo y nunca lo había visto, joder qué putada, ya sólo pensaba en la multa, pero los guardias fueron muy amables, nosotras muy graciosas y al final nos dejaron marchar  sin sanción.

Seguiría contando historias sin parar, he tenido una vida muy movida, llena de experiencias y vivencias que me han llevado a ser quien soy. Un saludo a todas las fuerzas de seguridad que velan por nuestro bienestar.

Susana Cuadrado

¡Próximamente descubre mucho más de esta redactora!

2 Comentarios
  1. Que bien lo has relatado, de una manera suelta y sencilla. Yo también doy fe de tus andanzas al volante jajaja, de muchas te has librado si, incluso conmigo, una gran experta al volante, “mujer tenia que ser”, en ti esa expresión no cabe.

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